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Actualizado: 6 de julio de 2025


Ni creo esto ni lo de don Rodrigo Calderón. ¡Bahblasfemia! es cierto que la reina no ama al rey, pero de esto á... á olvidarse de quien es... ¡Vamos, no puede ser! Y recordando luego cuanto había visto y oído, exclamaba: Pero las mujeres, con corona ó sin ella, son siempre mujeres, capaces de hacer lo que ni aun se podría pensar.

Podría esperarse de Corneille, que, al escribir su Heraclio, tuvo á la vista la comedia española , hubiese reformado el plan de Calderón, haciéndolo más consecuente consigo mismo; pero, muy lejos de esto, el francés ha desfigurado lo más importante que le ofrecía el español, no resultando de su trabajo sino una pieza de intriga ordinaria y medianamente confusa.

El pueblo, alimentador de los teatros, no comprendía el alto ditirambo de griegos y romanos; y al mismo tiempo, ningún poeta acercaba á poner héroes españoles en la escena. Nasarre en tanto llamaba bárbaro á Calderón, y La vida es sueño no era más que delirio. Aquella restauración clásica fué fecunda para la comedia, porque produjo á Moratín hijo.

En esta cuenta no se comprende la suma que se reservaba el director de la compañía. D. Rodrigo Calderón, el duque de Lerma y otros magnates, al contrario, concurrían más al Príncipe, en donde tenían un aposento con celosías.

La escena, en que se encuentran de nuevo los dos amantes en una situación tan dramática, está escrita con toda la perfección y ternura de afectos, de que era capaz el pincel de Calderón, y conmueve hasta admirarnos el principio de este cuadro, que ha de representar la lucha entre el deber y el amor en el corazón de Serafina.

Aunque Byron conocía el idioma español, como lo prueba la traduccion del romance sobre la toma de Alhama, no parece que haya tomado la idea fundamental de su composicion de los siguientes versos de Calderon en el Pintor de su Deshonra, que transcribimos aquí como una feliz coincidencia entre dos grandes genios poéticos.

Otra mujer cualquiera se creería humillada necesitando acudir a cada instante a su marido para los menesteres más insignificantes de la vida doméstica. Ella juzgábalo natural, y sobre todo muy cómodo cuando la sórdida economía de Calderón no la apretaba demasiado.

Creemos inútil advertir, que no es posible encontrar en las obras de Gil Vicente la profundidad de pensamiento y el fervor religioso, que caracterizan á los maravillosos autos de Calderón, y que hacen de ellos las producciones dramáticas más importantes que ha dado á luz el misticismo cristiano.

Palideció la abadesa. ¿Y serían capaces...? dijo. Yo no he dicho tanto. Pero tendréis algunas pruebas... No las tengo, pero las he visto. Seguid, don Francisco; pero explicadme. Ya os he dicho que mi amigo es enemigo, á causa de una dama, de don Rodrigo Calderón.

Es la única comedia de Calderón, en que lo grosero y lo ordinario se usan como incentivos de lo cómico; con libertad extraordinaria eleva lo más bajo, y hasta se mofa en apariencia de mismo, de todo el mundo y de su propia obra.

Palabra del Dia

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