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Calló Currita, y con la cabeza baja y las manos cruzadas y entornados ojitos, esperó muy devotica el sermón formidable, la peluca tremenda que creía ella iba a venir tras de aquello, seguida de alguna violenta exhortación a la confesión y la penitencia, con algunos toquecitos de llamas del infierno; y luego, más tarde de lo que ella deseaba y con tanto anhelo iba buscando, un generoso ofrecimiento, noble, sincero y amplio... Mas el padre Cifuentes, que había escuchado sin pestañear todo aquel cúmulo de vergüenzas y de horrores, que no había hecho el menor gesto de asombro, de disgusto, de compasión ni de protesta, sacó la tabaquera de cuerno, tomó un polvo y dijo lacónicamente: Haga usted los Ejercicios...

Cuatro o cinco asociaciones existen en el extranjero de escritores que han emprendido compilar datos para escribir la historia de la República, tan llena de acontecimientos, y es verdaderamente asombroso el cúmulo de materiales que han reunido de todos los puntos de América: manuscritos, impresos, documentos, crónicas antiguas, diarios, viajes, etc.

A vista de tan formidable refuerzo, y cansado de luchar sin fruto contra un cúmulo tal de inconvenientes, hijos la mayor parte de la rastrera envidia, y sin desistir por eso de esperar tiempos mejores para empezar de nuevo la conquista de las libertades de su pais, puso á disposicion del jefe de Cartagena las fuerzas que llevaba, y á los tres dias de la llegada de Morillo se retiró á Jamaica, donde despues se le reunieron Mariño y algunos otros jefes y oficiales venezolanos.

Los del Camarote, como hombres que habían tenido que devorar durante muchos meses los insultos del Faro, se desahogaban con verdadera fruición. ¡Santo Cristo de Rodillero, qué cúmulo de insolencias y procacidades! Desde el principio hasta el fin estaba consagrado a escarnecer, a herir y ridiculizar a los socios del Saloncillo.

Por otra parte, yo noto inmenso cúmulo de dificultades para la creación del teatro libre, en mi sentir inútil. Mas bien le comprendo como teatro normal ó como teatro modelo que como teatro libre. El teatro libre, en virtud de su misma libertad, buscará por todos los caminos modo de agradar y de entusiasmar al público y de obtener de él aplausos y entradas.

Le enteré de ello, gozándome en la esperanza, lo confieso, de darle ese tormento que sufrir. Y le sufrió; pero ¡con qué entereza de espíritu! Yo no de qué hubiera sido capaz si el cúmulo de desventuras que se cernía sobre nosotros hubiera tenido vida y formas que destruir.

Perdona que te diga, Ricardo replicó la Condesa , que todo cuanto estás diciendo es un cúmulo de sofisterías y de extravagancias. Si doy por cierto, y no lo doy por cierto, que la política es sólo un medio de medrar en la mayoría de cuantos a ella se dedican, culparé más aún a los egoístas que no quieren intervenir en la política porque ya están medrados.

Por de pronto, nada de multitudes humanas, ni de ruidos incómodos, ni de hacinamientos de casas formando calles sombrías y angostas; nada de ceremoniales mentirosos para cultivar amistades que no se necesitan entre personas que no se pueden ver; ni de espectáculos públicos, en los cuales se exhiben las gentes embanastadas de medio abajo, y en ringleras, como muñecos de escaparate; nada de sonrisas forzadas, ni de saludos maquinales, ni de corsés muy apretados; nada, en fin, de ese cúmulo de esclavitudes y de molestias en que viven las gentes «bien educadas», cuando se dice de ellas que hacen una vida regalona.