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Actualizado: 3 de junio de 2025


Mucha, mucha alegría. Lucía misma, que en los dos días que estuvo allí Juan le dio ocasión de extrañeza con unos cambios bruscos de disposición que él no podía explicarse, por ser mayores y menos racionales que los que ya él le conocía, estaba ahora como quien vuelve de una enfermedad.

Las oscilaciones del arroyo, que son apenas perceptibles durante los días apacibles, cuando gozamos paseando por la orilla de las aguas susurrantes, se vuelven por el contrario, fuertes y rápidas, después de los bruscos cambios de temperatura y de las grandes lluvias.

Dormía, y la violenta posición de su cabeza indicaba que antes del sueño la había atormentado uno de esos letargos dolorosos en que el cuerpo obedece con bruscos movimientos á todos los delirios de la mente enferma.

§ III. Efectos terapéuticos. La estrella de mar combate las congestiones apopléticas que se desenvuelven lentamente y por movimientos fluxionarios sucesivos: en estos casos se observa la debilidad de la vista, las pulsaciones de las carótidas, sofocaciones en la cabeza, vértigos bruscos y como por sacudidas, contracciones musculares en las piernas, y estreñimiento.

Media copita nada más... El vino no me hace provecho; pero muy agradecido, muy agradecido... y a medida que iba comiendo, le bailaban más el párpado y el músculo, que parecían ya completamente declarados en huelga. Notábase en sus brazos y cuerpo estremecimientos muy bruscos, como si le estuvieran haciendo cosquillas.

Sus modales torpes y bruscos como los de un elefante, la palabra estropajosa, la inteligencia tarda y oscura al parecer: sin embargo, después de tratarle se comprendía que era más socarrón que lerdo: rara vez miraba de frente a la persona con quien hablase.

Bien , que ante tal declaración, algunos de esos caracteres montaraces y bruscos que todo lo ven negro, insinuarán que la coquetería entra por mucho en la simpatía que siento por mi espejo. ¡Dios mío! nadie es perfecto; fijaos bien, querido lector, que si sois de buena fe, lo que no es muy seguro, confesaréis que el interés personal, por no decir algo peor, ocupa el primer puesto en la mayoría de vuestros sentimientos.

No sucede lo mismo en cuanto á música y canto que en lo recitado: los Españoles manifiestan en lo general una disposicion notable para la música, aunque no muy educada; lo que no quita que á veces sean intolerantes y bruscos con los artistas. Los Españoles, extremosos en todo, no saben censurar á un autor con el silencio; necesitan del pito para hacer entender la improbacion.

El áspero carácter, los bruscos modos y la amarguísima pena del enfermo no cambiaron nada pasando del poder de los carceleros al de los cirujanos, si bien su dolencia entró en un período de alivio por las ventajas higiénicas del cambio de vivienda.

Palabra del Dia

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