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Actualizado: 22 de noviembre de 2025
Doña Blanca, persuadida de que la súbita vocación de su hija era sincera y profunda, tuvo con D. Casimiro una conversación muy afectuosa y grave, y le dió sus pasaportes. El P. Jacinto ponderó el fervor de Clara y animó á Doña Blanca para que á la mayor brevedad la dejase entrar de novicia en un convento de carmelitas descalzas que en la ciudad había. D. Valentín se avino á todo sin chistar.
Todas las anteriores noticias sobre la Sra. de Figueredo y algunas otras que se omiten en obsequio de la brevedad, se las dio al inglesito mi amigo el Vizconde de Goivo-Formoso, cuyo conocimiento y amistad con Rafaela tenían ya fecha muy larga.
Escuchad ahora lo que contiene esta carta, que por cierto no es muy larga, pero que, á pesar de su brevedad, es grave, gravísima: sí; ciertamente, muy grave. Fijó el rey su mirada en la duquesa, que persistió en su silencio. Acercad la luz, doña Juana dijo el rey. Levantóse la duquesa, tomó el velón y continuó de pie junto á Felipe III, alumbrándole.
»Los Italianos usan en la Comedia versos sueltos, ya enteros, ya rotos; mas, a mi ver, nuestras redondillas son las mas aptas que se pueden hallar, por ser de verso tan suave como el Toscano, si bien respeto de su brevedad, recibe poco ornato. Sō pocas assi mismo las consonancias: lo que no sucede en octava, ó estancia de cancion.
De la existencia no se puede inferir la necesidad; el testimonio de la conciencia se limita á cerciorarnos del hecho; pero en esta misma conciencia no encontramos ningun indicio de que este hecho sea necesario, de que no haya dependido de un agente superior; muy al contrario, el sentimiento de nuestra debilidad, la brevedad del tiempo á que se extienden los recuerdos de nuestra conciencia, la interrupcion natural y periódica que en ella experimentamos durante el sueño; todo manifiesta que el hecho de la conciencia no es necesario, y que el ser que lo experimenta ha comenzado de poco tiempo atrás su existencia, y que podria perderla, siempre que dejase de conservársela el ser infinito.
Así creo que se yama en el convento. Para mí e y será la señorita Gloria. ¿Se la puede contestar? ¿Por qué no? Pero ¿quién es usted, y cómo puede llevar cartas a una monja? Me lo explicó con la brevedad y el lenguaje espontáneo y pintoresco que caracteriza a las menestralas sevillanas. Se llamaba Paca y «había sido siempre mucho» de la casa de la señorita Gloria.
De las que hoy viven, Juana de Villalva, Mariflores, Micaela de Luján, Ana Muñoz, Josefa Vaca, Jerónima de Burgos, Polonia Pérez, María de los Angeles, María de Morales, sin otras que por brevedad no pongo.» Bourgoing, Viaje á España, tomo II, pág. 56.
Sólo aquél tiende su vuelo por los espacios de la eternidad, logra sus simientes, conoce la verdadera gloria y vence la vanidad, la brevedad y el terreno dolor. Sí, sería religioso y quizás ermitaño. Estaba resuelto. Bajando los párpados, soñó, entre el murmullo creciente de la asamblea, en su futura santidad.
-Los refranes de Sancho Panza -dijo la duquesa-, puesto que son más que los del Comendador Griego, no por eso son en menos de estimar, por la brevedad de las sentencias. De mí sé decir que me dan más gusto que otros, aunque sean mejor traídos y con más sazón acomodados.
Es fuera del intento de la Lógica tratar por menor de lo que hay que observar en estas lenguas, y pienso hacerlo en otra Obra, donde tiene esto su propio lugar: aquí iré descubriendo solamente los fundamentos tomados de la lengua universal, que han de aplicarse precisamente á qualesquiera lenguas particulares: y siendo los defectos que han de evitarse los que mas hacen conocer el verdadero camino que se ha de seguir para el acierto, los iré insinuando con brevedad, dexando para otro tiempo y lugar el tratarlo con extension.
Palabra del Dia
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