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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Catalogo de las obras auténticas que se conservan de Velázquez con expresión de donde se hallan y quién las posee Cuadros perdidos Bocetos, dibujos y grabados Bibliografía Velázquez, por él mismo. Los Borrachos Cristo atado a la columna Pablillos de Valladolid El Conde-Duque de Olivares Cristo crucificado Rendición de Breda Martínez Montañés Inocencio X Felipe IV La Venus del espejo

Recuerdos de 1870-71: traducción del mismo. Un volumen, 3 pesetas. La vida militar: bocetos, primera serie, traducción del mismo. Un volumen, 3 pesetas. La vida militar: nuevos bocetos, segunda serie, traducción del mismo; 3 pesetas. Novelas: traducción del mismo; 3 pesetas. Contiene: Camila. La casa paterna. Furio. Manuel Menéndez. Un gran día. Alberto.

Bajo su dominio tuvo el arquitecto que pasar las de Caín, pero al fin y al cabo se levantó el pilar y se rehizo la bóveda. Concluida la parte arquitectónica de la obra, tratose de decorar lo que debía estar decorado, llamáronse pintores y estatuarios, y previa presentación de bocetos quedaron sustituidos por otros nuevos cuantos santos y santas perecieron en la pasada catástrofe.

Parapetado tras una tripuda botella de lo tinto, y haciendo boca con media libra de salchichón, esperaba pasar una escrupulosa revista á cuanto se pusiese al alcance de mi vista. Puesto que entre personas de tono, lo primero es la presentación, voy á ir presentando á mis bellas lectoras, y digo lectoras porque ellas son siempre más curiosas que ellos, los bocetos de mis compañeros á bordo.

Parecían bocetos de una estatuaria monstruosa derramados junto al Océano, restos del jugueteo de unas manos gigantescas que se hubiesen entretenido en amasar tierras y rocas. Unas alturas eran cónicas, de regular esbeltez; otras evocaban la imagen de una nariz colosal, de una frente con pestañas, de un mentón voluntarioso.

Deseoso de acrecentar su fama, y también de hacer fortuna, estaba precisamente a punto de expatriarse, como tantos otros, cuando le buscó el deán encargándole los bocetos para las cuatro pechinas; trabajo que aceptó gozoso, primero por dejar en su patria muestra de lo que valía; y, segundo, porque necesitaba arbitrar recursos para el viaje. Diose luego a pensar en cómo realizaría su trabajo.

Comenzó a hacer apuntes, bocetos, manchas de color, y ya iba dando vida real a los pensamientos soñados en el delirio creador, cuando el deán cayó enfermo, sin llegar a ver nada de lo que el artista había hecho. Entonces Molina, para trabajar a gusto, decidió no recibir a nadie hasta tener las cuatro figuras acabadas: nadie había de verlas mientras no las viese el señor deán.

Pensaba en los pintores de bocetos «geniales» que nunca llegan a terminar un cuadro; en que hacen concebir optimistas ilusiones con fragmentos poéticos o cortos relatos y jamás pueden escribir un libro. Mina decía bien: no bastaba cantar la dulce romancita, breve como un suspiro; había que cantar la ópera entera, sin ronqueras ni desfallecimientos.

Interior de la Iglesia de San Jerónimo. El salón dorado. Una cabeza de una inglesa. No se conservan bocetos que puedan indudablemente considerarse de Velázquez aunque los escritores extranjeros mencionen muchos y los coleccionistas pretendan poseerlos.

Palabra del Dia

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