United States or Tuvalu ? Vote for the TOP Country of the Week !


Causa principal de esto fué sin duda la reforma, que torció por completo la dirección de los ingenios. Como medio siglo después continuaron brotando trabajosamente las ramas bastardas de tan floreciente tronco, y ninguno de los grandes y verdaderos poetas de la época de Isabel intentó siquiera infundir nueva vida á esa especie de poesía, ya muerta.

Esta es la exposición del estado en que según nuestra apreciación se encuentran hoy las Filipinas, si bien dejando de tratar algunas de las condiciones sociológicas y políticas, de las que hemos creído prudente prescindir por no lanzar censuras en las cuales haríanse resaltar las suspicacias injustificadas, causantes del abandono en que los principios que informan el derecho civil se tienen en aquel país, en el que no existiendo palpitaciones políticas que repercutan unísonas al compás del gran corazón de la patria, mantienen en la más punible orfandad á los que veneran los principios de una unidad imperecedera como origen de próspera fraternidad, dejando el campo libre sin otro atractivo en estos ideales á aquellos que por ambición desmedida é injustificada sustentan las bastardas pasiones de un prematuro separatismo.

Supón que fueras un hombre notable entre los de tu calaña, el más ciego de los ciegos, el más loco de los locos: ¿qué harías, cuál sería tu aspiración? Yo no tengo aspiraciones bastardas; no quiero medrar á la sombra de un tirano que pague la adulación con dinero; yo no aspiro más que á la gratitud del género humano, á la gloria. ¿Gloria por ese camino?

Bien estaba el intento de mantener el orden a todo trance, y mucho mejor la confianza manifestada en la lealtad «jamás desmentida» del ejército, base y garantía de la paz y del sosiego públicos, no obstante el eterno trabajo empleado para corromperle por los que intentan hacer de él instrumento de sus «bastardas y descomedidas ambiciones»; pero había que tener en cuenta, ¡muy en cuenta!, que, en determinadas ocasiones, un celo excesivo, imprudente, sólo conducía a exacerbar las impaciencias y a despertar propósitos aún dormidos.

Al fin resolvió, sin que nadie se le opusiera, que daría un banquete de circunstancias en su propia casa, tan pronto como los ausentes personajes volvieran a Madrid y entrara en sus ordinarios quicios la vida política y social de la corte; y que en ese banquete pronunciaría él un discurso, en el cual «quedara bien definida su significación al lado del Gobierno de Su Majestad», y puesta bien de relieve, con la autoridad de su ejemplo y la elocuencia de su palabra, «la necesidad de robustecer el prestigio de los poderes públicos con el concurso de todas las fuerzas vivas de todos los hombres independientes y desapasionados del país, tan trabajado y maltrecho por obra de todo linaje de mezquinas intrigas y de pasiones bastardas».

La chispa de la ambición comunica instantáneamente el fuego a todos los corazones, y como sucede siempre en las grandes perturbaciones sociales, los sórdidos intereses, las pasiones bastardas, los rencores, las miserias, todo el fango del espíritu, en una palabra, asciende a la superficie y enturbia por un instante la pureza de la docta Corporación.

«Pero en honor de la verdad, y penetrándonos de un alto espíritu de imparcialidad, deponiendo pasiones bastardas y hablando el lenguaje de la más estricta justicia, debemos decir que no tiene el Gobierno toda la culpa de lo que hoy pasa. Sería obcecación negarle el buen deseo y la aspiración al acierto. ¡Ah!

Suspendidos del techo por cordones de seda y adosados a la pared veíanse algunos arneses de caballo, sillas de varias clases, comunes, bastardas y de jineta con sus estribos pendientes, frenos de diferentes épocas y también países, látigos, sudaderos de estambre fino bordados, espuelas de oro y plata; todo riquísimo y nuevo.

Era tu nuevo Abd-el-rhaman jóven de grandes dotes, de un porvenir brillante; mas ¿qué habia de poder ya ni aun el hombre de mayor genio con las bastardas pasiones que se agitaban en tu seno?