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Actualizado: 26 de junio de 2025
La abrió, sin temer el diluvio de flechas que le dispararon; alzó a Balarán en sus brazos para que los de su bando le vieran, y en seguida, con titánica fuerza, arrojo por el aire el cuerpo inerte, que dio tremendo golpe en el despejado o en el claro abierto por la gente de guerra al apartarse horrorizada.
Desde á pocos días después de llegado se echó bando, que duró una hora el publicarle, y entre muchas cosas que decía mandaba que ningún soldado fuese á correr en Berbería ni tomase ropa ni esclavo á otro, so pena de la vida.
A más de esta corona, se adorna un bastón de mando, cuyos objetos una vez terminados, guarda bajo llave la Tenientela. Mientras las babais se ocupan en el adorno de la corona, el capitán, rodeado de todo el pueblo oficial, dirige una alocución en la que desarrolla su futura forma de gobierno. Después de esto, lee el tadhana, ó sea el bando.
Entre ellos sobresalía el tío Gorico, maestro pellejero, hábil fabricador de corambres y notabilísimo en el difícil arte de echar botanas á los pellejos rotos. Este había sido el muchacho más diabólico del lugar después de D. Fadrique, y su teniente cuando las pendencias, pedreas y demás hazañas contra el bando de D. Casimiro.
Tan luego se hallaron frente á frente ambos campeones reinó absoluto silencio en todo el palenque. Del resultado dependía no sólo la gloria que pudiera caber al vencedor sino la victoria ó la derrota del bando que respectivamente representaban.
Hubo un instante de pavoroso silencio, durante el cual Bando se recostó en el anca del «rosillo» y sereno y sonriente miró a Melchor, a quien Maidagan tomó del brazo diciéndole: ¡Qué va a hacer!... Don Melchor... ¡Si no vale la pena!... al mismo tiempo que decía a Bando: ¡Monte y retírese, amigo! ¡Suélteme, Maidagan!... ¡Suélteme, le digo!
Al tiempo, pues, que ya lo concertaba De dar en D. Gabriel que vá marchando, El indio guaraní lo revelaba, Que con Salgado iba caminando. Y aunque el Salgado bien se lo rogaba, No quiere el guaraní seguir su bando, Que dice, que de andar está cansado Tras D. Diego, que siempre le ha burlado.
El bando contrario acogía la visita diplomática con gran removimiento de sillones, para ofrecer los mejores sitios, y la conversación desarrollábase lánguidamente sobre recuerdos de elegancia y de grandes compras.
Ni fue el último, porque más adelante, en un sembrado, aún levantó el can un bando tan numeroso, tan próximo, y que salía tan a tiro, que era casi imposible no tumbar dos o tres perdices disparando a bulto. Otra vez hizo fuego Julián. El perdiguero ladraba de entusiasmo y de gozo.... Mas ninguna perdiz cayó.
Terminadas sus vias férreas, y aumentada su poblacion, el Brasil tendrá un riquísimo porvenir. Hay en el Brasil el partido constitucional partidario del Imperio, y el bando republicano.
Palabra del Dia
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