United States or North Macedonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


ASCLEPIGENIA. Como supongo que no te habrás venido sin los utensilios de tu profesión, mis criados se presentarán aquí con un carromato para la mudanza de todos los libros y trastos de hacer milagros, hablar con los muertos y atraer a los genios y demonios. PROCLO. Eres mi providencia terrenal. ¿Cómo pagar tanto cuidado? ASCLEPIGENIA. Amándome. PROCLO. Con el alma toda.

ASCLEPIGENIA. Mantillo y mariposa me abandonan. ¿Me abandonarás también, Proclo mío? PROCLO. Confieso que mi alma está destrozada. Tal vez haría yo bien en huir de tu lado para siempre; pero hay una fuerza que me retiene cerca de ti. En balde he querido espiritualizar, santificar la civilización antigua, risueña y amante de la hermosura, pero liviana.

Proclo, agitando su báculo, traza en le aire círculos y otras figuras mágicas, y murmura entre dientes palabras ininteligibles. Óyese música celestial, lenta y sumisa. ASCLEPIGENIA Y ATENAIS. ¡Qué portento!

EUMORFO. Refrena tu furor, generoso magnate. Yo ignoraba que Asclepigenia te perteneciera. CREMATURGO. Sea como sea, lo cierto es que Asclepigenia nos ha burlado a los tres galanes. El acaso, ¿qué digo el acaso? la diosa Minerva nos ha reunido aquí para desengañarnos. Vamos a ver a Asclepigenia y a decirle lo que merece. Ella me aguarda solo. Venid en mi compañía. EUMORFO. Vamos. PROCLO. Vamos.

Como el medio día vence al albor de la mañana, tu beldad de hoy vence a la beldad con que hace quince años resplandeciste en Atenas. No dudo que tu alma se habrá mejorado y hermoseado también. ASCLEPIGENIA. No lo dudes. También mi alma se ha mejorado y hermoseado. PROCLO. Sea mil veces enhorabuena. ¿Y de quién es tu alma? ASCLEPIGENIA. En su unidad es del Uno.

PROCLO. ¿Qué palabra dijiste? EUMORFO. Dije que Asclepigenia filosofa contigo; que contigo no quiere ni quiso nunca peligrar; pero que conmigo no hay peligro que no arrostre. PROCLO. Por las divinidades superiores e inferiores, que en larga serie proceden del Uno, confieso que me duele lo que acabas de descubrirme. Sin embargo, todo se explica satisfactoriamente dentro de mi sistema.

A fin de probaros que la razón no me falta, os contaré una parábola, si tenéis calma para oírla. CREMATURGO. Cuenta. EUMORFO. Te escucho. PROCLO. Nada. Te escucho también. ASCLEPIGENIA. En el jardín de este palacio hay un rosal, que estaba casi seco y perdido por hallarse en terreno estéril. ¿Qué necesita? me dije yo al contemplarle. Mantillo, me respondí.

Para ti tendré hermosura corporal y juventud lozana. ASCLEPIGENIA. No te alucines, Proclo. La juventud que se fue, no vuelve nunca. Venus Urania no te visitó sin motivo. En cuanto a la riqueza, doy por cierto que no ganarás jamás un óbolo con toda tu filosofía, a no ser que apeles al milagro. PROCLO. Pues bien; al milagro apelo. Ahora vas a ver quién yo soy. ¡Aquí te quiero, oh Teurgia!