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Actualizado: 16 de junio de 2025


Aquel gitano del que todos se burlaban, mostrábase súbitamente agrandado por el dolor, y Salvatierra sentía la necesidad de entregarle su pensamiento, como si fuese un hermano. El rebelde también había sufrido. El dolor le hacía cobarde; pero no se arrepentía, ya que en la debilidad encontraba la dulzura del consuelo.

Ni momento de sueño ni instante de reposo. ¡Qué desasosiego, qué cama... y qué espantosa soledad! ¿Era que se arrepentía, o simplemente que la echaba de menos? En vano intentó explicárselo. Cuanto sentía estaba en abierta contradicción con sus antecedentes, sus ideas y sus prácticas amorosas; al par le daban orgullo los recuerdos y vergüenza lo presente.

41 Y los entregó en poder de los gentiles, y se enseñorearon de ellos los que los aborrecían. 42 Y sus enemigos los oprimieron, y fueron quebrantados debajo de su mano. 43 Muchas veces los libró; mas ellos se rebelaron a su consejo, y fueron humillados por su maldad. 45 y se acordaba de su pacto con ellos, y se arrepentía conforme a la muchedumbre de sus misericordias.

Además de haber confesado sus delitos políticos, de los cuales se arrepentía solemnemente, había revelado su crimen pasional de Suiza.

Días atrás, cuando los balcones de Madrid se engalanaron con toda suerte de colgaduras en homenaje al Corazón de Jesús, creíamos que la capital de España se arrepentía y hacía enmienda de sus errores. Las elecciones nos demostraron que esta hipótesis era falsa. Madrid está perdido, y con él están perdidas todas las grandes ciudades españolas.

Con estas palabras avivado había Margarita el fuego de la celosa rabia de Cervantes, que se arrepentía más y más de su pasada, pero irreparable debilidad y ligereza.

El carácter violentísimo de aquella mujer, exacerbado por la continua contemplación de una desgracia, que hacía mayor su melancólica fantasía, la impulsaba á tratar á su marido, á su hija y á muchos de los que la rodeaban, con un despego, con una dureza cruel, de la que en el fondo del corazón, que era bueno, se arrepentía ella al cabo, no siendo fecundo este arrepentimiento sino en nuevos motivos de disgustos y de amarguras.

Y tanto llegó a dominarla el imperioso amante, tal embriaguez produjo en su naturaleza sensual aquel primer amor, que obedeciendo a Salvatti, se fugó con él al terminar la temporada, abandonando a su padre. Este era el hecho más terrible de su vida. Ella, tan valerosa con el pasado, que no se arrepentía de nada, parpadeaba conteniendo las lágrimas al recordar tal locura.

Freya hizo un ademán de protesta, al mismo tiempo que el marino se arrepentía de su generosidad... ¿Por qué favorecer á una mujer que le recordaba la muerte de su hijo?... ¿Qué había de común entre los dos?... Los viles amores de Nápoles harto los había pagado con su desgracia... Que cada uno siguiese su destino; pertenecían á mundos distintos... ¿Iba á tener que defenderse toda su vida de esta hembra pegajosa?

El verdadero escritor, el escritor de buena fe y de buen deseo, es tambien un ministro de la moral, un sacerdote de la religion. Mi querido lector, perdóname. Imploro tu indulgencia por mis predicaciones, y vuelvo á predicar cuando quiero excusarme de haber predicado. Hago lo que aquel que se arrepentia de arrepentirse de haberse arrepentido.

Palabra del Dia

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