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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Entonces en Cádiz, y ahora probablemente pasará lo mismo, había la costumbre de andar de noche por unas cuantas calles, los días de fiesta sobre todo. Estas calles eran la calle Ancha, la de Columela, la de Aranda, la de San Francisco, y no recuerdo si alguna más. Este paseo nocturno tenía algo de procesión.
Murió Perez de Aranda en Portaceli en 1438. Está enterrado en el mencionado monasterio en el ángulo de la obediencia. Frente al costado izquierdo del edificio, hay levantado otro al gusto moderno y también para casa consistorial, pero paradas las obras hace ya bastante tiempo, existe todavía sin poder servir para el Ayuntamiento. Capítulo VIII. La instrucción pública en Teruel. El Periodismo.
De este modo el Rey «ajusticiaba la justicia» y desgarraba para siempre los fueros de varios siglos. Otros señores y, entre ellos, don Diego de Heredia, barón de Bárboles, y don Juan de Luna, señor de Purroy, habían de seguir igual suerte, después de soportar feroces tormentos. El duque de Villahermosa y el conde de Aranda perecieron misteriosamente en sus prisiones.
Francisco de Aranda vendió á Miguel de Escobar un esclavo mulato llamado Fernando, de 20 años, herrado en la cara con unas letras que dicen: «Francisco de Aranda en Sevilla» 29 de Mayo de 1539 . Diego de Cáceres clérigo, vendió á Diego Mendoza un esclavo morisco de 28 años herrado en la cara «con vnas letras que disen diego de cáceres», 28 Enero de 1547 .
En 1418, D. Francés de Aranda, consejero y elector de reyes, noble caballero, intrépido soldado, monge fervoroso, alma templada para los grandes hechos y corazón formado para el bien, para la conmiseración y para la caridad inagotable; dejó para los pobres, aparte de otras cosas, una limosna de cincuenta mil sueldos de renta: murió el mismo Aranda en 1441.
Capítulo X. Los Obispos de Teruel. D. Francisco Perez Prado y Cuesta, natural de Aranda de Duero en el Reino de Leon, fue inquisidor de Córdoba y Sevilla, el Rey Felipe V le nombró en 1732, Obispo de Teruel, de cuyo cargo tomó posesión en 7 de Noviembre del mismo año.
Por consejo del marqués de Grimaldi se representaron en el Buen Retiro, y en otras posesiones reales, diversas traducciones de tragedias francesas; al mismo tiempo fijó su atención el conde de Aranda en los teatros de la Cruz y del Príncipe, mejorándolos en su parte material, refrenando á los partidos que alborotaban en ellos, haciendo poner en escena en los mismos traducciones de Corneille y de Racine, y excitando á los poetas españoles á escribir en el nuevo estilo obras dramáticas originales.
Al caer entonces los jesuítas cayeron como los héroes de una noble tragedia, donde toda la simpatía y el aplauso fué para las víctimas, y la reprobación, en los más elevados espíritus, para los tiranos y opresores; para Pombal, para la Pompadour, para Tanucci y para el conde de Aranda.
El concilio de Aranda, que quiso poner un dique en el año de 1473 á la inmoralidad é ignorancia de los clérigos corrompidos, creyó necesario sancionar un canon análogo á la ley alfonsina, ya citada.
Al canon del concilio de Aranda sucedieron en breve diversas prohibiciones análogas . Sin embargo, los desórdenes no se extirparon del todo, á pesar del celo mostrado por los superiores eclesiásticos, y merecieron en el siglo siguiente la condenación más severa. España á fines del siglo XV. Juan del Encina. La Celestina. Gil Vicente.
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