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Actualizado: 29 de octubre de 2025
Halló su casa bien aderezada de muchos brocados y muy rico aparador en ella.
En el fondo, a los lados del rompimiento y en el zócalo de madera, estanterías con frascos de substancias diversas, y libros. En el ángulo de la derecha un aparador pequeño. A la izquierda de la escena, la mesa de laboratorio con los objetos que en el diálogo se indican. Formando ángulo con ella, la balanza de precisión en un soporte de fábrica. En el centro, una mesa pequeña para comer.
Con agua de una botella que había sobre el aparador, lavó al padre la frente y, convencido de que la lesión no tenía importancia, se limitó a ponerle en ella un trozo de tafetán; pero la ira no le salió del alma: comprendía que, a dar el golpe un poco más fuerte, aquello hubiera sido una escalabradura muy grave: doña Manuela no se atrevió a chistar: Leocadia continuaba mirando descaradamente a Pepe.
Interiormente habían desaparecido la sillería y aparador de nogal tallado del comedor; subsistían intactos el cuarto de Riquín, el del baño, parte principal de la casa; el que solía ocupar D. José Relimpio cuando allí pernoctaba, el de Mariano y el de la muchacha.
En medio del patio, en lo descubierto, en frente de esto, habia un grande aparador de plata, con muy ricos vasos de todas maneras para el servicio de la mesa del rey. Delante de este aparador se hizo un surtidor muy lindo con tres caños, que echaban de sí, el uno vino blanco, el otro clarete y el otro agua.
Sobre el aparador estaban, aún sucios, los platos que sirvieron para la cena de la víspera; en el centro de la mesa veíase el mantel hecho un rebujo, las migajas sobrantes esparcidas en su derredor, y junto al balcón una canastilla llena de ropa blanca atrasada y sin repasar. En cambio prosiguió el viejo señalando a la pared llueven estampas.
El quinto estaba á la puerta que está dentro del patio de la iglesia: éste era más alto que alguno de los otros; había en él un altar, á manera de un aparador de muchas gradas. En éstas estaban ricas imágenes de bulto de plata dorada y algunas de oro, con otras piezas de gran valor. Estaban puestos en dos candeleros dos cuernos grandes de unicornio: éstos y todo lo que había era del emperador.
Era una reminiscencia de su buena época, cuando manejaba en la estancia sacos de trigo y fardos de cueros. Su hijo, al notar que miraba con fijeza un aparador monumental, se ponía en salvo prudentemente.
Sin este aparador habia en el mismo patio otros sendos aparadores, á cada lado el suyo, con gran cantidad de bagilla de plata para el servicio de las otras mesas.
El elegante comedor de la estación de Hendaya, alhajado con el gusto y esmero especial que despliegan los franceses para obsequiar, atraer y exprimir al parroquiano, convidaba a la intimidad, con sus altos y discretos cortinajes de colores mortecinos su revestimiento de madera obscura, su enorme chimenea de bronce y mármol, su aparador espléndido, que dominaba una pareja de anchos y barrigudos tibores japoneses, rameados de plantas y aves exóticas; fulgurante de argentería Ruolz, y cargado con montones de vajillas de china opaca.
Palabra del Dia
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