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Actualizado: 28 de mayo de 2025


Veíalos charlar animadamente, reir a cada momento: veíale a él rendido, obsequioso, prodigándola mil atenciones galantes; a ella complacida, risueña, aceptando con gratitud sus finezas.

Estaban sentados, en una de las glorietas con otras varias personas y charlaban animadamente aparte. Cada vez que pasaba por delante de ellos con Peñalver, su corazón se encogía: apenas entendía ni escuchaba siquiera las sabias disquisiciones que su ilustre compañero le iba vertiendo en el oído. Hágamelo usted bueno respondió con sonrisa modesta el joven . Aquí no hay más sabio que el señor.

Pero luego observó que el militar, despues de comunicar con dos ó tres grupos más, se dirigió á un coche y pareció hablar animadamente con una persona en el interior. Camaroncocido dió algunos pasos y sin sorprenderse creyó reconocer al joyero Simoun, mientras sus finos oidos percibían este corto diálogo: ¡La señal es un disparo! , señor.

Dentro del marco de las iluminadas ventanas se veían agitarse figuras negras que gesticulaban animadamente, y detrás de ellas medio se columbraba una mesa servida con copas, botellas y dulces. A veces se dibujaba sobre el fondo de luz la silueta de una mano que alzaba una copa, y el clamor que seguía al brindis era delatado por el retemblido de los cristales.

Era allí, sin embargo, que Eppie estaba sentada, conversando animadamente con su zapatito que le servía de balde para acarrear agua a la huella profunda de una pata de caballo, mientras que su pequeño pie desnudo estaba cómodamente apoyado en un cojín de lodo verdoso. Un ternero de cabeza roja la observaba, indeciso y alarmado, a través del cerco opuesto.

Por el camino iba pensando Roger, mientras sus dos compañeros departían animadamente, en la conversación que poco antes había tenido con el barón y se preguntaba si debió de haber completado su confesión revelándole que no era otra su adorada que la bella heredera de Morel. ¿Cómo hubiera acogido éste semejante declaración?

Paseándose de un estremo á otro y conversando animadamente aunque en voz baja se veía á don Custodio, á un alto empleado, y á un fraile que llevaba la cabeza baja con aire de pensativo ó disgustado; llamábase el P. Fernandez.

Había cerrado la noche, una noche obscura como boca de lobo, pues la luna se había ya puesto y el cielo estaba cubierto de grandes nubarrones, que un viento cálido empujaba hacia el golfo de Carpentaria. Los chinos habían ya suspendido el trabajo, y después de cenar se habían agrupado en la playa, discutiendo animadamente con el Piloto y con Hans.

Palabra del Dia

hociquea

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