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Actualizado: 15 de noviembre de 2025
¡Herejes, bandidos! proseguía mirándome con un aire terrible, como si yo hubiese pertenecido a la especie en cuestión. ¡Hum! hacía el cura. ¡No piensan más que en gozar y en comer! continuaba mi tía, que se acordaba de la miseria que le había legado su marido. ¡Agentes del diablo! ¡Hum, hum! proseguía el cura, moviendo la cabeza.
Luego en todo pensamiento hay unidad; luego el pensamiento no puede ser concebido jamás como el concurso de muchos agentes; luego queda demostrada esta proposicion que Kant considera indemostrable: muchas representaciones no pueden formar un pensamiento, sino en cuanto están contenidas en la unidad absoluta de un sujeto pensante.
Aquella escuadra de selvajes que vienen en jumentos de albarda son contadores, tesoreros, escribanos de raciones, administradores, historiadores, letrados, correspondientes , agentes de la Fortuna, y llevan manos de almireces por plumas, y por papel, pieles de abadas.
Detrás, pálida como la cera, agarrando con sus manos crispadas la trasera del carro, seguía la viuda, á quien los sollozos ahogaban. Después venían los agentes, algunos compañeros del difunto y los curiosos. Tal fué el espectáculo que se ofreció á los ojos de Soledad al salir por los arrabales en busca de su madre. Velázquez, en aquellos aciagos instantes, fué la Providencia de la familia.
No lo son menos los documentos del Caj. I, leg.ª 7 y 10, entre los cuales hay un memorial entregado á los condes de Cabra á nombre de diferentes personas que habian los agentes de Luzero llevado presas á los alcázares para que declarasen crímenes de que jamás habian tenido ni remota idea.
Es cierto que los vivientes, y en particular los de una misma especie, están de continuo en una comunicacion que excita recíprocamente sus afecciones; y que muchas de estas suponen una correspondencia misteriosa, trasmitida por agentes enteramente desconocidos.
Aterrado el P. Irene huyó y, como el cadáver se le había agarrado, en su huida lo arrastró fuera de la cama, dejándolo en medio del aposento. A la noche el terror llegó á su máximum. Habían tenido lugar varios hechos que hacían creer á los timoratos en los agentes provocadores.
En ninguna parte se encuentra un soldado; los agentes de policía en corto número, tolerantes y humildes, en contraste con los de otras naciones, apénas se dejan ver, absteniéndose muy bien de prácticar esa serie de ataques á la libertad individual que parece constituir su principal instituto en ciertos paises.
¿Qué me dice ahora del monólogo estéril y sublime de esta musa, que despues de obrar tantos prodijios, vuelca su urna y derrama de su seno cuatro idiomas inmortalizados por la poesía, y que han sido por espacio de cuatro siglos, los agentes poderosos de la civilizacion moderna?
Ya iba a decir algo, cuando se volvió a oír en el fondo de la sala a los agentes de policía que impedían la entrada a alguien. Pero esa vez la inesperada persona no se lamentaba, no lloraba; con voz vibrante, irritada y casi imperiosa, decía: ¡Déjenme pasar!... ¡necesito entrar, les digo!...
Palabra del Dia
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