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El caprichoso joven no pudo acostumbrarse á la gravedad amorosa del profesor, á la calma de su casa, y un día se fugó con una cómica, célebre por su belleza, para vagar por los diversos Estados de nuestra patria, llevando una existencia de aventuras y privaciones. Debe haber muerto hace tiempo; nadie ha sabido más de él.

Tenía alucinaciones; algunas noches, cuando cerraba los ojos molestado por la luz reglamentaria, a la que en catorce meses no había podido acostumbrarse, le atormentaba la estrafalaria idea de que, durante el sueño, sus enemigos, aquellos que querían matarle y a los que no conocía, le habían vuelto el estómago del revés. Por esto le atormentaban con crueles pinchazos.

Desde el primer día, Clementina le había tuteado a solas, acostumbrada a aquellas transiciones y conciertos secretos de mujer galante, que ahora favorecía la diferencia de edad. Raimundo no podía acostumbrarse a darla el . Hacía esfuerzos por conseguirlo; pero a lo mejor volvía al usted y seguía la plática tratándola de este modo, hasta que la dama se irritaba y le reprendía ásperamente.

Ya he indicado lo que pensaba de su utilidad. Para inventar sirven poco ó nada; para exponer mucho; y en general, el acostumbrarse á ellos por algun tiempo, deja en el entendimiento una claridad y precision que no se pierden fácilmente, y se hacen sentir en todos los estudios.

Quizá no tenía nada que decir. Carecía de camaradas, excepto cuando nosotros lo protegíamos, y en honor de la verdad, nos divertía bastante. No hacía viento para hinchar una gorra, y ya se mareaba; nunca pudo acostumbrarse a la vida de a bordo.

Estas eran para Desnoyers todas las transformaciones que la guerra había realizado en torno de él. Las gentes acabarían por acostumbrarse á la nueva existencia. La humanidad posee una fuerza de adaptación que le permite amoldarse á todo para continuar subsistiendo. El esperaba continuar su vida como si nada hubiese ocurrido. Bastaba para esto que Margarita siguiese fiel á su pasado.

El influjo perjudicial que ejerció ese lujo escénico en el público y en los actores, fué, sin duda, incalculable, por acostumbrarse el primero á un espectáculo poco dramático, que apartaba la atención de los elementos esenciales del arte, y corrompía á los últimos hasta el punto de que no se propusiesen representar sus papeles en sus rasgos más esenciales, en su carácter, por decirlo así, espiritual, sino sólo para producir un efecto puramente externo, fiándose de los brillantes accesorios que aligeraban su trabajo y encubrían también sus faltas.

La vida en el pontón era horrible; apenas teníamos sitio donde revolvernos; a proa se alojaban los soldados de guardia, y a popa, los oficiales. La población pontonera vivia entre la galería baja y la barraca hecha sobre cubierta, vigilada por unos y otros. Difícil era acostumbrarse a vivir allí, pero todo se consigue a fuerza de energía y de perseverancia.

Nuestra piel, formada enteramente de boquitas, y que á su modo absorbe y digiere como el estómago, necesita acostumbrarse á tan fuerte alimento, á beber el mucus del mar, esa leche salada que constituye su vida, con la que hace y rehace los seres.

En cuanto a Juan, hacía lo posible por soportar valerosamente su sufrimiento moral, para que nadie lo sospechase; ¿no debía, acaso, acostumbrarse a la idea de ver a otro al lado de la que amaba? Para escapar a su suplicio, no tenía siquiera el derecho de huir: todo lo ataba a aquella casa, en aquel momento en que dos sombras amenazadoras se cernían sobre ella: la ruina y la muerte.