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"Resultó más deste miserable caso, derriballes las casas apregonallos el Rey por traidores, confiscalles sus heredades y tierras, y que ningún abencerraje más pudiese vivir en Granada, salvo mi padre y mi tío, con condición que si tuviesen hijos, a los varones enviasen luego en naciendo a criar fuera de la ciudad..." Página 309 a.

En El Hidalgo abencerraje se nos presenta Granada en todo su esplendor, aunque caminando ya hacia su ocaso; en La envidia de la nobleza, la muerte de los nobles abencerrajes por los traidores zegríes; finalmente, en El cerco de Santa Fe, la famosa lucha trabada ante el último baluarte de la morisma, en que tomaron parte activa los dos Monarcas españoles y los más nobles caballeros del reino, y como su personificación ó centro, las hazañas casi fabulosas de Hernán Pérez del Pulgar, cuyo valor temerario corría parejas con su ardiente celo religioso.

De suerte que, cuando el labrador le volvió a preguntar que cómo estaba y qué sentía, le respondió las mesmas palabras y razones que el cautivo Abencerraje respondía a Rodrigo de Narváez, del mesmo modo que él había leído la historia en La Diana, de Jorge de Montemayor, donde se escribe; aprovechándose della tan a propósito, que el labrador se iba dando al diablo de oír tanta máquina de necedades; por donde conoció que su vecino estaba loco, y dábale priesa a llegar al pueblo, por escusar el enfado que don Quijote le causaba con su larga arenga.

Que mejor era para , pues vos sois el juez deste tormento." Lope, La Dorotea, acto II, escena III, pág. 64, edición de A. Castro. Biblioteca "Renacimiento". Nueva Bibl. de Aut. Esp., 7, 309. Sería fácil establecer un paralelo análogo en otros pasajes, especialmente en toda la escena final del acto II, después de vencido el Abencerraje.

Aparece al fin la Reina, á la cual se ha mandado buscar, y se rinde homenaje á su hijo como al sucesor legítimo del trono. La inocente sangre. La judía de Toledo. Los novios de Hornachuelos. Peribáñez y el comendador de Ocaña. Los comendadores de Córdoba y Fuente-Ovejuna. El Hidalgo abencerraje. La envidia de la nobleza y el cerco de Santa Fe. Las cuentas del Gran capitán.

De suerte que cuando el labrador le volvió a preguntar que cómo estaba y qué sentía, le respondió las mismas palabras y razones que el cautivo abencerraje respondía a Rodrigo de Narváez, del mesmo modo que él había leído la historia en la Diana de Jorge de Montemayor, donde se escribe." Quijote, 1.ª, V.

Crióse el Abindarráez En Cartama con Jarifa, Mozo ilustre, abencerraje En méritos y desdichas. JARIFA. ¡Dichosa el alma mía Que dió tan dulce fin a su porfía! Canten. Pensaba que eran hermanos, En este engaño vivían, Y ansí, dentro de las almas El fuego encubierto ardía. JARIFA. ¡Dichosa el alma mía Que dió tan dulce fin a su porfía! Canten.

"Dice el cuento que en tiempo del infante don Fernando, que ganó a Antequera..." Historia del Abencerraje, Bibl. Aut. Esp., III, 507 a. "En tiempo del valeroso infante don Fernando, que después fué rey de Aragón..." Diana, de Montemayor, Nueva Bibl. Aut. Esp., 306 a. La caída de los Abencerrajes. Abindarráez refiérela brevemente en la nota 61 y siguientes.