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Actualizado: 3 de mayo de 2025
En el instante de pisar ella el gabinete, don Quintín estaba tumbado ante la chimenea, con la cabeza reclinada en un almohadón, desabrochado el chaleco y sujetando en una mano la botella de Jerez medio vacía. Verle Frasquita y abalanzarse a él, todo fue uno. Canalla, indecente, sucio, vicioso, ¿en esto te gastas el dinero? ¿Quién es esa tía? El pobre hombre se quedó como muerto.
Esta noche entré en el cuarto de Leopoldito, y te digo que parece un biombo de una zapatería de portal; la pared llena de mamarrachos pegados con obleas, escenas de toros, caricaturas de periódicos... en fin, indecentísimo, y cada cosa por su lado, todo revuelto; mucho olor de potingue de botica, porque el chico es una laceria; noveluchas de a peseta en vez de libros de estudio; látigos y bastones en tal número que habría para poner tienda de ello; la cama deshecha, porque se había levantado a las seis de la tarde... Por allí andaba cojeando, con las botas rotas, pidiendo de comer y atisbando los dulces y fiambres que traían, para abalanzarse a ellos como un hambriento... Gustavo ya es otra cosa. ¡Qué formalito y qué bien educado!
Pero Tono no se fijaba en ello, revolviéndose como un loco entre los brazos de sus compañeros y pidiendo a gritos que le soltasen. En eso pensaban. Todos habían visto que aquel maldito, en vez de abalanzarse sobre el Menut, intentaba llegar hasta el rincón donde colgaban sus ropas, buscando, sin duda, la famosa faca, tan conocida en las tabernas de las afueras.
¿Qué reglas deberá tener presentes? Las que se han señalado mas arriba para todo pensador. El entrar en pormenores seria inútil y tal vez imposible; que el empeño de trazar al genio una marcha fija, es no ménos temerario que el de sujetar las expresiones de animada fisonomía al mezquino círculo de compasados gestos. Cuando le veis abalanzarse brioso á su gigantesca carrera, no le dirijais palabras insulsas, ni consejos estériles, ni reglas que no ha de observar; decidle tan solo: «Imágen de la divinidad, marcha á cumplir los destinos que te ha señalado el Criador; no te olvides de tu principio y de tu fin; tú levantas el vuelo y no sabes adónde vas: alza los ojos al cielo, y pregúntaselo á tu Hacedor.
Primero quiso incorporarse, sin saber a qué; pero no pudiendo sus manos crispadas sostenerle en los brazos del sillón, cayó de golpe en el asiento; luego miró estúpidamente en torno, y por sus mejillas resbalaron dos lágrimas. A Pepe se le asomó el furor a los ojos; sintió impulsos de abalanzarse a Tirso y destrozarle la cabeza a puñadas.
En el momento que hablaban apareció corriendo el domador, pensó sin duda en abalanzarse sobre Martín, pero comprendiendo que no le alcanzaría se vengó en la niña y le dió una bofetada brutal. La chiquilla cayó al suelo. Unas mujeres se interpusieron é impidieron al domador siguiera pegando a la pobre Linda. Tó lo has metido dentro, ¿verdad? gritó el domador en francés.
Palabra del Dia
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