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aquí su bello ideal: el hombre menos la idea del progreso, menos la aspiracion á lo infinito, menos la condicion de la perfectibilidad; porque, desengáñese, sin la poesía bajo alguna de sus formas, el progreso, la abstraccion y la perfectibilidad son imposibles.

La perfectibilidad es uno de los caractéres de lo contingente que mejora su modo de ser, por una serie de transformaciones; lo absolutamente necesario es lo que es, y no puede ser otro cosa. VIII, desde el Cap. IV, desde el Cap. XXIII hasta el XXVIII, y Lib. V, Cap^s. Esta idea no la poseen solos los filósofos, es patrimonio de la humanidad. Pero ¿qué entendemos por causa?

Pero no; como Hártmann, en nombre de la muerte, sino en el de la vida misma y la esperanza, yo os pido una parte de vuestra alma para la obra del futuro. Para pedíroslo, he querido inspirarme en la imagen dulce y serena de mi Ariel. El bondadoso genio en quien Shakespeare acertó a infundir, quizá con la divina inconsciencia frecuente en las adivinaciones geniales, tan alto simbolismo, manifiesta claramente en la estatua su significación ideal, admirablemente traducida por el arte en líneas y contornos. Ariel es la razón y el sentimiento superior. Ariel es este sublime instinto de perfectibilidad, por cuya virtud se magnifica y convierte en centro de las cosas, la arcilla humana a la que vive vinculada su luz, la miserable arcilla de que los genios de Arimanes hablaban a Manfredo. Ariel es, para la Naturaleza, el excelso coronamiento de su obra, que hace terminarse el proceso de ascensión de las formas organizadas, con la llamarada del espíritu Ariel triunfante, significa idealidad y orden en la vida, noble inspiración en el pensamiento, desinterés en moral, buen gusto en arte, heroísmo en la acción, delicadeza en las costumbres.

La segunda escuela filosófica, la escuela jóven, que tiene en la perfectibilidad humana y la perpetuidad del bien, y que toma por punto de partida la naturaleza del hombre mismo y de la Creacion entera, en lugar de los sofismas de la historia, esa escuela, digo, cree que las sociedades no decaen ni perecen por virtud de una ley ciega y fatal, sino por causas lógicas cuya influencia puede conjurar la voluntad humana.

Nosotros nos hallamos en el grado mas alto de la escala, al menos en lo sujeto á nuestra observacion: ¿quién es capaz de señalar el mas elevado posible? Por cuya razon, aun cuando supongamos que las facultades sensitivas sean capaces de una perfectibilidad indefinida, no se infiere de esto que pudiesen elevarse jamás á la esfera de la inteligencia propiamente dicha.

En virtud de esta ley, la humanidad iba adelantando siempre por un camino de perfectibilidad indefinida; su ascensión hacia la luz, el bien, la verdad y la belleza, no tenía pausa ni término. En esto, el humano linaje, en su conjunto, seguía un impulso necesario.

Esta perfectibilidad seria en un órden diverso, que nunca podria confundirse con el de los seres intelectuales.

Si suponemos que un color se perfecciona hasta lo infinito, jamás llegará á ser un sonido, ó un sabor ó un olor, y vice-versa; ¿por qué? porque la perfectibilidad está circunscrita al órden respectivo; de la propia suerte, y con mas razon, por mas que la facultad sensitiva se perfeccionase, jamás llegaria á ser inteligencia.

Sólo un régimen democrático puede conciliar en su seno esas dos condiciones de la emulación, cuando no degenera en nivelador igualitarismo y se limita a considerar como un hermoso ideal de perfectibilidad una futura equivalencia de los hombres por su ascensión al mismo grado de cultura.

Por mas que se ensanche el círculo de esta clase de sensaciones siempre ha de ser muy reducido. Además, es necesario advertir que esta perfectibilidad del tacto por efecto de su aislamiento, no es propiedad suya exclusiva, sino que se extiende tambien á los otros sentidos, como que está fundada en las leyes de la organizacion, y en las de la generacion de nuestras ideas.