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Sin embargo, el hombre modesto, el que no pregona su ascensión, ni ambiciona la gloria efímera de haber subido á algún pico de difícil acceso, también experimenta una gran alegría cuando huella una elevada cumbre. Saussure no ha pasado tantos años con la mirada fija en la cúpula del Monte Blanco, ni ha intentado su ascensión tan repetidas veces con el único fin de ser útil á la ciencia.

No le escaseaba reprimendas; pero la víctima era yo, que tenía las piernas y los brazos dislocados. Las mulas de carga, rendidas por una ascensión penosa, se echan al suelo inmediatamente que los arrieros, que las guían a pie y a gritos, dan la voz de alto.

Nota 1.ª El Padre Cardiel, en su regreso por la costa, tomó tres alturas, y ninguna cuando marchaba al Rio Colorado, porque no las expresa en su diario: y así la distancia de 70 leguas del Volcan al Arroyo de la Ascension, y cuatro leguas mas al S, son arbitrarias por estimacion, en que puede haber mucha diferencia.

Y al soltar aquel sonido, digno canto de tal ave, la moza se arrojó con tanta presteza por las escaleras abajo, que parecía rodar por ellas. Juanito la vio desaparecer, oía el ruido de su ropa azotando los peldaños de piedra y creyó que se mataba. Todo quedó al fin en silencio, y de nuevo emprendió el joven su ascensión penosa.

Sólo un régimen democrático puede conciliar en su seno esas dos condiciones de la emulación, cuando no degenera en nivelador igualitarismo y se limita a considerar como un hermoso ideal de perfectibilidad una futura equivalencia de los hombres por su ascensión al mismo grado de cultura.

La joven se detenía de tiempo en tiempo en su rápida y ligera ascensión para mirar si la seguía, y un poco jadeante de su carrera me sonreía sin hablar. Llegado que hubimos al desnudo arenal que formaba la meseta, observé á alguna distancia una iglesia de aldea cuyo campanario dibujaba en el cielo sus vivos contornos. Aquí es me dijo la joven conductora, acelerando el paso.

Una vez allí, como no hubiese tabla ni escalera para subir, entre Peña y don Feliciano Gómez, lo auparon por las manos hasta ponerlo sobre el tablado. A ver, don Rufo, suba usted. Y por el mismo sencillo mecanismo pasaron al escenario otros cinco o seis señores. Cada ascensión era saludada con una salva de aplausos y un murmullo de complacencia por el benévolo concurso.

En el espacio de dos siglos, transcurridos entre la ascensión al trono de D. Fernando y de Doña Isabel y del último Monarca de la dinastía austriaca, había recorrido la nación española su período de independencia, de gloria y de grandeza literaria; la energía con que el pueblo había resistido y hecho contrapeso á la arbitrariedad y á la tiranía reinante desde Felipe II, comenzó á ceder entonces, y, al apurarse, hubo de manifestarlo así en el terreno literario.

En la esquina de la calle de San Jaime, llevaba yo ganados diez pasos; en la calle de Racine eran ya veinte, y después de atravesar un patio, emprendió la ascensión por una escalera, cuyos últimos escalones alcanzaban a verse desde la calle.

Hay una mala escalinata hecha con troncos de árboles para facilitar la ascensión á dicho pueblo; y del tercio bajo de este barranco dirige sus aguas al mar, bañando los primeros escalones de aquella rara maroma, un manantial con buen agua aunque algo escasa. En él y dentro del río á muy corta distancia de la barra, puede hacerse aguada.