United States or Croatia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Universalidad y constancia de las disputas sobre la certeza. Significado. Amplitud de la cuestion. Utilidad. Su influencia sobre el espíritu. CAPÍTULO II. Verdadero estado de la cuestion. Tres cuestiones. Ejemplo. Objeto y deberes de la filosofía en este punto. No comienza por un exámen. Fichte. Pirron. Necesidad de la certeza. Su existencia y su naturaleza. Berkeley. Confesion de Hume.

Asi lo confiesa Hume que negaba con Berkeley la existencia de los cuerpos: «Yo como, dice, juego al chaquete, hablo con mis amigos, soy feliz en su compañía, y cuando despues de dos ó tres horas de diversion vuelvo á estas especulaciones, me parecen tan frias, tan violentas, tan ridiculas, que no tengo valor para continuarlas.

Porque si decimos que solo conoce el principio de causalidad de la representacion subjetiva de lo extenso, resulta que en los objetos no hay la verdadera extension; pues que viendo él todo lo que hay, si no la ve, no la hay. Estamos pues en el idealismo de Berkeley: un mundo externo sin extension, no es el mundo tal como lo reputa el sentido comun: es el mundo de los idealistas.

Si á este punto llegó Berkeley al negar la existencia de los cuerpos, haciendo triunfar sobre el instinto de la naturaleza las cavilaciones de la razon, el filósofo de Cloyne, aislado, y en oposicion con la humanidad entera, mereceria el dictado que con razon se aplica á los que se hallan en situacion semejante: la locura por ser sublime no deja de ser locura.

El comun de los hombres no posee ni la capacidad ni el tiempo que son menester para ventilar las cuestiones filosóficas sobre la existencia de los cuerpos, y decidirlas en pro ó en contra de Berkeley y sus secuaces: lo que necesita es estar enteramente seguro de que los cuerpos existen, de que las sensaciones tienen en realidad un objeto externo.

Es indudable: si prescindimos de la extension, si esta sensacion, ó idea, ó sea lo que fuere, que sobre ella tenemos, no la realizamos en lo exterior, si no la consideramos como una representacion de lo que existe fuera de nosotros, todo se trastorna; no sabemos qué pensar ni de nuestras sensaciones, ni de sus relaciones con los objetos que las causan: todo da vueltas en derredor, nos falta una de las bases de nuestros conocimientos, tendemos en vano los brazos para asirnos de algun punto fijo, y preguntamos con desconsuelo, si todo lo que sentimos no es mas que una pura ilusion, si serán una verdad las extravagancias de Berkeley.

Michael siguió administrando este sitio muy popular cuando empezó a trabajar como investigador en el Lawrence Berkeley National Laboratory en California. Estos diccionarios son a menudo breves y de calidad desigual. El sitio también ofrece muchos enlaces a servicios de traducción, escuelas de idiomas, librerías multilingües, etc.

Ha distinguido, es verdad, el órden sensible del inteligible; ha reconocido dos facultades primitivas en nuestra alma, sensibilidad y entendimiento; ha señalado la línea que las separa, encargando con solicitud que no se la borre jamás; pero en cambio, ha reducido el mundo sensible á un conjunto de puros fenómenos, explicando el espacio de tal manera, que es muy difícil evitar el idealismo de Berkeley; y por otra parte, ha circunvalado el entendimiento, impidiéndole toda comunicacion que se extienda mas allá de la experiencia sensible, reduciendo todos los elementos que en él se encuentran á formas vacías que á nada conducen cuando se las quiere aplicar á lo no sensible, que nada pueden decirnos sobre los grandes problemas ontológicos, psicológicos y cosmológicos; esos problemas, objeto de las meditaciones de los mas profundos metafísicos, y en cuya resolucion han vertido un caudal de doctrinas sublimes, justo título de noble orgullo para el espíritu humano, que conoce la dignidad de su naturaleza, que demuestra su alto orígen, y columbra la inmensidad de su destino.

No se contenta el Sr. Gener con que sea todo espíritu, como quiere Berkeley; ni con que sea todo materia, como quieren Büchner y Moloschot; ni con la substancia única de Spinosa; ni con que el tiempo, el espacio y la inmensa cantidad de cosas que coexisten en el espacio y que se suceden en el tiempo, sean más que formas de nuestro sentir y de nuestro entender, fantasmagorías sujetivas que no se sabe hasta qué punto concuerdan o no con la realidad que las produce.