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Actualizado: 28 de junio de 2025
Tanto creo en la virtud del tema elegido para la obra, que un asunto digno y hermoso es el mejor hallazgo que un artista puede tener en su vida; es un verdadero presente de los dioses. ¡Cuántos grandes poetas yacen olvidados por no haber gozado de esta felicidad! ¿Qué sería hoy de Cervantes si su incómoda permanencia en Argamasilla y la relación con algún tipo original no le hubieran sugerido el carácter de Don Quijote y el de Sancho Panza?
Añade que Rustana, la encantadora, ha fenecido, como el ermitaño, en la expiación y el arrepentimiento; que sus almas yacen en la mansión de los bienaventurados, y que, por mandato de Dios, le presenta sus cadáveres para que su vista le infunda el amor á la virtud y el desprecio de los goces mundanos.
En el sitio donde estuvo el puente levadizo se ha cegado el foso con piedras, y después el viento y los pies de los transeuntes le han llevado un poco de tierra vegetal, donde han arraigado saúcos. Los muros están casi todos derruidos, y enormes fragmentos, semejantes á peñascos, yacen por el suelo.
«Adios, Patria, decian «Llenos de fé ardiente, «Pronto el tambor batiente «Nos llamará á la lid; «Que si tus caras playas «Hemos abandonado, «Es porque hemos jurado «Libertad ó morir.» Por las llanuras del Sud Yacen do quier esparcidas Las semillas bendecidas Del árbol de libertad. Con la sangre del martirio Ha sido ese árbol regado: Si sus ramas han cortado El tronco intacto quedó.
A la orilla del arroyo Carchena que le baña el pié por levante, yacen las ruinas del castillo antiguo de Dos Hermanas, que dió el rey al famoso D. Martin Alonso de Córdoba, fundador del estado de Montemayor . El renombre de sus esforzados condes vuela desde esas poéticas llanuras hasta las enriscadas cumbres de Alcaudete y de Antequera, ilustradas con la generosa sangre de sus guerreros.
D. Martin de Argote su sobrino, tambien obispo de Córdoba, fué enterrado en la misma capilla por los años de 1362, y yacen sus despojos bajo otra lápida no menos humilde, con inscripcion igualmente sencilla.
Si no estuvieran arraigados á la tierra, indudablemente abandonarían á toda prisa aquel sitio: yacen semicaídos, de espaldas al enemigo común, cual si se dispusieran á partir, derrotados, desgreñados. Se doblan, se encorvan hasta el suelo, y, no encontrando nada mejor que hacer, fijos en aquel sitio, tuércense al viento de las tempestades.
Este Ríos, como dijimos en su lugar oportuno, hizo de gracioso en La Francesilla, de Lope, personaje el más antiguo de esta especie que se vió en España. Alonso y Pedro de Morales fueron actores y poetas dramáticos, alabados por Rojas. Sus comedias yacen en el olvido, sobreviviéndoles sólo su fama como actores.
Palabra del Dia
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