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Actualizado: 1 de julio de 2025


En dos salas contiguas apenas había nada de exótico, pero muchos primorcitos y antiguallas de porcelana, bronce y plata, estatuetas, esmaltes y vasos colocados en rinconeras, anaqueles y repisas, o ya sobre los mismos muebles, ya custodiados en vitrinas de prolija talla y gracioso dibujo. El salón de baile era de la más sencilla elegancia, estilo Luis XVI; sin más adornos que grandes espejos.

Este se hubiera desarrollado del mismo modo, según todas las probabilidades, tal como hoy es, aunque el otro nunca hubiese existido. Á fines del siglo XVI y principios del XVII terminaba en las dos naciones una obra, comenzada mucho tiempo hacía, y casi cien años antes había tomado ya una forma y un carácter determinado en ambos países el drama nacional.

El conjunto resulta alegre, profano, lujoso, bellísimo, como una fiesta de Verona ó de Ferrara en el siglo XVI. Construyóse en el reinado de Felipe II, y pertenece al Duque de Alba, en su calidad de Conde de Monterey.

En una de esas peleas de reyes andaba por Anam un obispo francés, que hizo creer al rey vencido que Luis XVI de Francia le daría con qué pelear contra el que le quitó el mando al de Anam: y el obispo se fue a Francia con el hijo del rey, y luego vino solo, porque con la revolución que había en París no lo podía Luis XVI ayudar; juntó a los franceses que había por la India de Asia: entró en Anam; quitó el poder al rey nuevo; puso al rey de antes a mandar.

Los hombres y mujeres de mar de que se hace referencia en el siglo XVI, fueron vistos no sólo rápidamente en medio del líquido elemento, sino que se les trajo á tierra, se les paseó por ella, y vivieron en grandes centros de población tales como Amberes y Amsterdam, en los palacios de Carlos V y Felipe II, y por lo tanto estuvieron bajo las miradas de Vesale y de los primeros sabios de aquella época.

Fray Juan de Padilla falleció antes de mediar el siglo XVI; su nombre figura con elogio en las páginas de la historia crítica de nuestra literatura, y Sevilla, que lo tuvo por hijo, deberá siempre consideración y respeto al nombre de este poeta, de quien sólo he intentado trazar un ligero apunte.

Desde este año en adelante nada sabemos tampoco de la vida del poeta , y se ignora si volvió después á España y la época en que falleció. Ningún otro libro de la primera mitad del siglo XVI es tan importante como la Propaladia para la historia del teatro español, por sus abundantes y curiosos datos.

Entró, pues, el general radiante y satisfecho cual si viese ya en lontananza la cartera de la Guerra, y contestando con sonrisas y palabras huecas a las mil preguntas que de todas partes le dirigían, apresuróse a dar cuenta a la condesa de Albornoz y a la duquesa de Bara de una embajada de su majestad la reina... Esta las designaba para acompañarle al día siguiente, a la capilla expiatoria del bulevar Haussman, donde debía celebrarse la Misa de aniversario, algún tanto retrasada aquel año, del infortunado Luis XVI; el espectáculo prometía ser curioso, porque los príncipes de Orleans, reconciliados con el conde de Chambord, asistirían por primera vez, en público, a aquellas simbólicas honras.

Si las últimas producciones dramáticas de Gil Vicente alcanzan hasta bien entrado el siglo XVI, las primeras, como hemos dicho, se escribieron en el primer decenio del mismo, y por tanto, siguen también inmediatamente á las primeras de Juan del Encina.

Jerónimo Cardano, matemático del siglo XVI, reformador del aparato de suspensión de la aguja náutica, decía que exaltar á Colón no es celebrar á un hombre ni enaltecer á un linaje, ni alabar á una ciudad ni á un reino; es proclamar una gloria de la humanidad beneficiada con su descubrimiento.

Palabra del Dia

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