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Actualizado: 29 de julio de 2025


Dice poder dar testimonio de los sentimientos piadosos, de devoción y de amor á la religión católica en que murió, así como de que le oyó lamentarse muchas veces de no tener salvoconducto del Rey Católico para entrar en España sin peligro y presentarse ante el Santo Oficio, objeto constante de sus votos.

Muerto mi abuelo, toda su fortuna había de pasar por entero a su hijo mayor, según las costumbres de la época; pero las leyes nuevas habían suprimido los mayorazgos, así como también los votos de pobreza, de manera que las hermanas de mi padre que los habían hecho, quedaban de ellos relevadas, y por esta circunstancia debían proceder al reparto de bienes.

Mis votos, en esta ocasion, se veian tambien cumplidos; y me era permitido ofrecer al gobierno de Bolivia, en la delineacion de una nueva via para sus transaciones comerciales, un presente digno de sus beneficios; sin creerme por esto exento de la imprescriptible obligacion de conservarle mi eterno reconocimiento.

Mediante esta compensación, comprometiose a que, una vez terminado su compromiso, renunciaría a su carrera artística, y colmaría los votos del señor de Maurescamp. En los primeros días de abril de 1877, esta singular persona tuvo la idea de estrenar su casa convidando algunos de sus amigos a un almuerzo.

Y con esto abandonó el observatorio sin esperar mi respuesta, y salió del gabinete casi batiendo las palmas y con una agilidad desconocida en ella mucho tiempo hacía. Yo me quedé ¿a qué negarlo? haciendo votos porque los barruntos no fallaran; después medité un rato sobre los sucesos que podrían ocurrir aquella noche; y con el esbozo de un plan en la cabeza, dejé mi cuarto y pasé al de mi tío.

12 Mas si su marido los anuló el día que [los] oyó; todo lo que salió de sus labios [en] cuanto a sus votos, y [en] cuanto a la obligación de su alma, será nulo; su marido los anuló, y el SE

Al pronunciar las últimas palabras se llevó las manos a la cara y comenzó a sollozar. El P. Gil la contempló un momento con ojos severos. Lo que acaba de decir es una gran impiedad, tanto más grande y abominable, cuanto que sale de una boca que va a pronunciar muy pronto votos sagrados. Perdón, padre... Son sueños nada más.

El Padre, encadenado por el respeto, teniendo en cuenta su estado, sus votos y su posición, se había guardado bien de manifestar su cariño de un modo que hiciese sospechar ni remotamente que no era legítimo y sin tacha; pero, sin duda, que en el fondo de su alma le sentía.

Por quinta vez, usted, cualquiera quien sea, responda decía el alcalde . ¿Con qué derecho ha matado usted de un pistoletazo un toro destinado a divertir al público? ¿Con qué derecho ha dirigido usted la palabra a una joven que mañana debe pronunciar sus votos santos e irrevocables? En una palabra, ¿quién es usted?

Atropellándose al hablar, de pura rabia y despecho, insistió en que nadie imaginaría que el marqués de Ulloa, un señorito que sólo pensaba en cazar, se echase a político; que, a pesar de la gran influencia de la casa y de ejercer su nombre bastante prestigio entre los paisanos, la aristocracia montañesa y los curas, la tentativa importaría un comino si no la hubiese tomado de su cuenta Barbacana y no le ayudase un poderoso cacique subalterno, que antes fluctuaba entre el partido de Barbacana y el de Trampeta, pero en esta ocasión se había decidido, y era el mismo mayordomo de los Pazos, hombre resuelto y sutil como un zorro, que disponía de numerosos votos seguros, pues muchísima gente le debía cuartos que tenía esquilmada la casa de Ulloa a cuyas expensas se enriquecía con disimulo y que este solemne bribón, al arrimo del gran encausador Barbacana, se alzaría con el distrito, si no se llevaba el asunto a rajatabla y sin contemplaciones.

Palabra del Dia

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