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Cerca de diez volúmenes incomparables, únicos, escribió el viejo poeta maldito en los cafés, en las tabernas, acaso en sus largas temporadas de hospital, al que el pobre Lelian llamaba su palacio de invierno. La capa de mendigo de Verlaine es hoy la bandera de la Francia espiritual. Está ungida por la gloria. Es una cumbre dorada por la inmortalidad. Estas glorias póstumas suelen ser un sarcasmo.

Los libreros, que nunca habían querido vender sus pesados volúmenes sobre problemas filológicos é históricos, le pedían ahora que los enviase en grandes fardos, aprovechando la primera máquina voladora que saliese para el lugar de su establecimiento.

Ahí está el espectáculo doméstico que conocemos perfectamente: las sillas, cada una con su distinta individualidad; la mesa del centro, con uno ó dos volúmenes y una lámpara apagada; el sofá; el estante de libros; el cuadro que cuelga en la pared: todos estos detalles, que se ven de una manera tan completa, se presentan sin embargo tan idealizados por la misteriosa luz de la luna, que se diría que pierden su verdadera realidad para convertirse en cosas espirituales.

Y el navegante, seguido de una tripulación tan numerosa como irreal, saltaba á tierra tizona en mano, escalando unas montañas de libros, que eran los Andes, y agujereaba varios volúmenes con el regatón de una lanza vieja para plantar su estandarte. ¿Por qué no había de ser conquistador?...

Sus Obras completas, publicadas en Buenos Aires por su nieto Augusto Belín Sarmiento, alcanzó la respetable cantidad de 32 volúmenes. Un índice analítico de esa publicación ha sido editado por la Universidad de La Plata con el título de Bibliografía de Sarmiento.

Podrian escribirse volúmenes enteros solo para explicar las mas conocidas de esas pequeñas industrias que ocupan á los que quieren vivir en la vagancia, degradándose en las calles con ejercicios que son el deshonor de la sociedad, porque presentan al sér racional como inferior al bruto.

Hacia esa época, un sabio profesor habrá publicado una obra enorme en muchos volúmenes muy gordos, estudiando la guerra, no sólo en su aspecto militar, sino en su aspecto social, en su aspecto político, en su aspecto económico y en todos sus aspectos. Probablemente, la primera parte de esta obra estará dedicada a las guerras de la Edad Antigua, cuando aun no existía Alemania.

Luego surgía el grito de guerra: «¡Sus, á los indiosEstaba convenido que los indios debían huir: para eso iban envueltos modestamente en un trozo de tapiz y llevaban en la cabeza plumas de gallo. Pero huían traidoramente, y al verse sobre vargueños, mesas y pirámides de sillas, empezaban á disparar volúmenes contra sus perseguidores.

Treinta mil volúmenes se han impreso de mi historia, y lleva camino de imprimirse treinta mil veces de millares, si el cielo no lo remedia.

Los volúmenes posteriores, todos los cuales aparecieron después de la muerte del autor, no sirven para fijar la cronología, y, al contrario, nos ayudan las grandes colecciones de comedias españolas de diversos autores, en las cuales se imprimieron por primera vez muchos dramas de Calderón.