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Actualizado: 29 de junio de 2025
Dígolo a tanto de que pudiera ocurrir con algunos economistas lo que con ciertos filólogos que estudian un idioma, pongo por caso, el chino o el árabe, tan por principios, con tal recondidez gramatical y tan profundamente, que luego nadie los entiende, ni ellos se entienden entre sí, ni logran entender a los verdaderos chinos y árabes de nacimiento, contra los cuales declaman, asegurando que son ignorantes del dialecto literario o del habla mandarina, y que no saben su propio idioma, sino de un modo vernáculo, rutinario y del todo ininteligible para los eruditos: pero lo cierto es que por más que se lamenten, quizás con razón, no sirven para dragomanes.
Con esto se despidieron, y don Quijote y Sancho se retiraron a su aposento, dejando a don Juan y a don Jerónimo admirados de ver la mezcla que había hecho de su discreción y de su locura; y verdaderamente creyeron que éstos eran los verdaderos don Quijote y Sancho, y no los que describía su autor aragonés.
Por el mismo rumbo, á las treinta leguas, se halla un rio muy grande y manso, que sale á un valle muy espacioso y alegre, en que habitan los indios Césares. Son muy corpulentos, y estos son los verdaderos Césares. Es gente mansa y pacífica; usa flechas, ó arpones grandes, y hondas, que disparan con mucha violencia: hay en su tierra muchedumbre de guanacos que cazan para comer.
Es cierto que la vana credulidad introduce muchos milagros falsos. ¿Se dirá por eso, que ha de apartarse de los fieles la creencia de los verdaderos? Yo creo que algunos Hereges han perseguido á la Iglesia Católica con sofismas de esta especie. Aut. Hay otro sofisma que se comete razonando del sentido compuesto al diviso, ó al contrario.
Pero como las cosas no deben ni pueden llevarse al extremo, pasados dos o tres años, tu padre entró nuevamente en la vida de la sociedad distinguida, donde por su nombre, por su grado en el ejército y por su fortuna tiene derecho a brillar entre los primeros. Entonces empezó a tocar los verdaderos inconvenientes de su estado.
No es fácil que un barco de comercio pueda luchar en velocidad con estas lanchas, que tienen grandes condiciones marineras. Sir Wilkins no tenia por costumbre huir, y aguardaba el ataque de los piratas. Conocía muy bien sus procedimientos y sus argucias. Hicimos verdaderos horrores.
Estos indios son los verdaderos Césares; que los que vulgarmente llaman así, no son sino españoles, que anduvieron perdidos en aquella costa, y que habitan junto al rio que sale del valle, en las inmediaciones de los indios Césares; y por la cercania que tienen á esta nacion, les dan vulgarmente el mismo nombre, no porque en la realidad lo sean.
Dice Pacheco en su libro de Verdaderos retratos, que al ver Luís de Vargas las obras que por entonces ejecutaba en Sevilla Pedro de Campaña, deseando perfeccionarse más en el arte, tornó á Italia, donde permaneció dos años, al cabo de los cuales volvió á su patria, dando entonces comienzo la época más fecunda de su vida en producciones artísticas.
Todo ha concluido: mi hija Susana descansa en el seno de Dios desde anteayer, jueves, a las diez de la noche; quiero, mientras me sea posible, recordar todas las circunstancias de esta muerte edificante, dulce y consoladora para los verdaderos cristianos, y terrible siempre para una pobre madre.
Los nautas eran únicamente para el manejo de las naos que condujesen a los verdaderos conquistadores. Y éstos debían ser hombres de coraza, hombres de a caballo, incapaces de confianzas y blanduras. ¿Saben ustedes preguntó Maltrana qué recompensa pidió Solís al rey antes de embarcarse para hacer este descubrimiento?
Palabra del Dia
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