Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de julio de 2025
En los rojizos surcos saltaban las alondras con la alegría de vivir un día más, y los traviesos gorriones, posándose en las ventanas todavía cerradas, picoteaban las maderas, diciendo á los de adentro con su chillido de vagabundos acostumbrados á vivir de gorra: «¡Arriba, perezosos! ¡A trabajar la tierra, para que comamos nosotros!...»
Se extendió por todo el país la fama de la «difunta Correa». Eran muchos los que habían muerto en los senderos de la altiplanicie llamados «travesías», pero ninguno de los vagabundos fallecidos podía inspirar el mismo interés novelesco que esta mujer. La tumba de la difunta Correa fué en adelante el lugar de orientación para los que pasaban de Salta á Chile.
Nadie la huella sino los balleneros. A haberse querido, los grandes descubrimientos del siglo XV se verificaran mucho antes. Bastaba ponerse en contacto con los vagabundos del mar, los vascos, los islandeses ó noruegos, y nuestros normandos. Mas, por motivos distintos, se desconfiaba de ellos.
Era «otro hombre» desde que el sol se había colado en su alcoba como por las rejas de una cárcel, y veía flotar, danzando dentro de la faja luminosa que atravesaba la habitación por delante de su lecho desde el cuarterón de la ventana, las pelusillas y el polvo vagabundos.
De aquí nació aquella multitud de vagabundos, de muchachos maleantes que acostumbrados á viciosos hábitos, y en frecuente contacto con gente corrompida, crecían, se hacían hombres, terminando las más de las veces su existencia en la horca ó en las galeras del rey.
Sus frutas atraen por su perfume exquisito, sus flores embalsaman la atmósfera, y su sombra, fresca y aromática, invita al reposo, como las sirenas fascinaban a los vagabundos de la Odisea. Los animales, especialmente las cabras, resisten rara vez a esa dulce y enervante atracción, se acogen al suave cariño de sus hojas tupidas y comen del fruto embalsamado.
En esta casa quería vivir y morir, sin deseos de ver más tierras, con la repentina inmovilidad que acomete á los vagabundos de las olas y les hace fijarse sobre un escollo de la costa, lo mismo que un molusco á una cabellera de algas. Pronto se cansaba el Tritón de sus paseos al puerto. El mar de Valencia no era un mar para él. Lo enturbiaban las aguas del río y de las acequias de riego.
Cuando vagaba al anochecer por el centro de Madrid, dejábase abordar en la Puerta del Sol y la acera de la calle de Sevilla por los vagabundos del toreo que forman corrillos en estos puntos, hablando de sus hazañas junto a los cómicos sin contrata y murmurando de los maestros con una rabia de desheredados.
494 El que envenenan sus armas les mandan sus hechiceras; y como ni a Dios veneran, nada a los pampa contiene: hasta los nombres que tienen son de animales y fieras. 495 Y son, ¡por Cristo bendito!, Los más desasiaos del mundo: esos indios vagabundos, con repunancia me acuerdo, viven lo mesmo que el cerdo en esos toldos inmundos.
Algunos eternos vagabundos se habían lanzado á correr la tierra entera para saciar su sed de aventuras, y estaban temporalmente en la pampa argentina, unos cuantos meses nada más, antes de trasladar su existencia inquieta á la Australia ó al Cabo de Buena Esperanza.
Palabra del Dia
Otros Mirando