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Actualizado: 6 de octubre de 2025
Estaba aquí con vos esa hermosa señora, y justo es que con vos la deje. El duque de Uceda salió por la puerta por donde antes había salido doña Ana, y volvió con ella de la mano. Mañana nos veremos en palacio, padre y señor dijo el duque de Uceda . Hasta mañana. Y salió por la misma puerta por donde había aparecido. Quedaron de nuevo solos el secretario de Estado universal del rey y la cortesana.
¿El duque de qué? dijo Lerma ; vamos, concluyamos: ¿queréis sin duda decir mi hijo el duque de Uceda? Efectivamente, señor; yo creía haber sido indiscreto... No, no, de ningún modo; cuando se trata del servicio de su majestad, yo no tengo hijo; y á propósito de hijos... recordadme más adelante que tengo que encargaros algo acerca de la condesa de Lemos. Muy bien, señor.
¿Y quién es esa mujer? No se sabe. Ha aparecido de repente en la corte; vive en la calle de Amaniel con una dueña y un escudero, y la visita mucho el duque de Uceda. ¿Y no la visita nadie más? Dicen que tarde, de noche, suele entrar en la casa un hombre. ¿Y quién es ese hombre?
¿Nos ha prestado algún servicio? dijo el rey. ¡Oh, importantísimo! ¿recordáis, señor, las dos cartas escritas por el conde de Olivares y el duque de Uceda á don Rodrigo Calderón, que os di á leer anoche? ¡Oh, sí! cartas que yo he dado á leer al duque de Lerma. Y que han causado la variación que se nota en el duque. Indudablemente.
Que el duque de Uceda venza á su padre, ó que el duque de Lerma se sostenga sobre su hijo... allá se las hayan... necesitaba únicamente saber en qué casa había entrado Dorotea, y ya lo sé; con que pagad y vámonos.
Yo, que también sé ahorrar de palabras cuando conozco á la persona con quien hablo, le contesté : ¿Quién es el hombre que queréis despachar al otro mundo? Un caballero muy rico y muy principal . ¿Como quién? por ejemplo, le pregunté . Así como el duque de Lerma ó el de Uceda, ó el conde de Olivares . ¿Pero no es ninguno de los tres?
Un silencio de estupor enmudecía á los tres personajes. El primero que le rompió fué el duque de Uceda. Encended las bujías, doña Ana dijo , venid después acá, y decidnos: ¿por qué razón, de una manera tan imprevista y tan enojosa nos encontramos aquí mi señor padre y yo?
¡Oh! ¡oh! exclamó el duque de Lerma con un acento que engañó á doña Ana. Yo no debería deciros esto, señor dijo ella ; pero no debo engañaros; no debo excusaros ni la parte más leve de la verdad. Además que su alteza es muy niño... ¡Y sin embargo, quiere pervertirle el buen duque de Uceda!... El duque de Uceda es muy ambicioso, y hace la guerra á su padre el duque de Lerma de la manera que puede.
Los sentimientos que la agitaban eran la ira y la vergüenza. ¡Poner la mano sobre ella un hombre, cuando sus mismos padres no lo habían hecho después que fué mujer! ¿Qué pensarían de ella las comadres ante las cuales se había jactado tanto? ¿Qué diría Manolo Uceda, á quien había desmentido tan orgullosamente hacía pocos días?
Porque los señoritos de la villa poquísimas veces descendían á bailar con las menestralas en un paraje abierto. Lo demás se encargó de hacerlo el niño alado de la venda. Manolo Uceda pertenecía á una familia distinguida de Medina, aunque sin mucha hacienda.
Palabra del Dia
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