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Finalmente, don Quijote, encomendándose de todo su corazón a Dios Nuestro Señor y a la señora Dulcinea del Toboso, estaba aguardando que se le diese señal precisa de la arremetida; empero, nuestro lacayo tenía diferentes pensamientos: no pensaba él sino en lo que agora diré: Parece ser que, cuando estuvo mirando a su enemiga, le pareció la más hermosa mujer que había visto en toda su vida, y el niño ceguezuelo, a quien suelen llamar de ordinario Amor por esas calles, no quiso perder la ocasión que se le ofreció de triunfar de una alma lacayuna y ponerla en la lista de sus trofeos; y así, llegándose a él bonitamente, sin que nadie le viese, le envasó al pobre lacayo una flecha de dos varas por el lado izquierdo, y le pasó el corazón de parte a parte; y púdolo hacer bien al seguro, porque el Amor es invisible, y entra y sale por do quiere, sin que nadie le pida cuenta de sus hechos.

Parece que es capaz de fe y de esperanza; parece que cree en Dios. Esto hará reir á mis lectores, pero es la expresion genuina de lo que siento. ¡Salud, Mansard! Indicado lo bello que hay fuera, vamos á lo grande que hay dentro. Ya nos tiene el lector recorriendo este grande cementerio de muertos que andan. Á pesar de tantos trofeos y de tanto esplendor, aquí se respira la idea de la muerte.

La España moderna está representada allí por innumerables modelos de armas, buques y elementos de guerra, de planos en relieve, plazas fuertes y puentes civiles y militares, de estatuas y bustos, y de banderas y trofeos.

Moría don Príamo, o más bien, reventaba con los diabólicos brebajes, dejando como resumen de sus despreocupaciones un testamento cuya copia había leído Jaime. El guerrero de la Iglesia legaba el cuerpo de sus bienes, así como sus armas y trofeos, a los hijos de su hermano mayor, lo mismo que habían hecho siempre todos los segundones de la casa.

O tu, divino espiritu, que alcanzas Ya el premio merecido á tus deseos, Y á tus bien colocadas esperanzas: Ya en nuevos y justisimos empleos, DIVINO HERRERA, tu caudal se aplica, Aspirando del cielo á los trofeos.