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Actualizado: 2 de junio de 2025
Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo, por lo menos, del imperio de Trapisonda; y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del estraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efeto lo que deseaba.
Don Alejandro, que no apartaba el ojo del carel de sotavento, lo conoció por las cabezadas que daba el barco, a causa de la trapisonda que ya había por allí, y por cierto malestar de su estómago.
En realidad exclamó, el mundo es una gran trapisonda, ¡bendigamos por ello al Creador!
Observe usted esa especie de muro de niebla que hay en el horizonte: es lo que llaman ceja los marinos; la mejor señal, en verano, de que va a echar tieso, es decir, a soplar luego una brisa fresca y bien entablada, como lo demuestra también este poco de trapisonda que hace balancear al barco y restallar las velas abandonadas a su propio peso... ¡Cornias! atesa acolladores y quinales, que trabaja demasiado el palo... De manera que nos hallamos en las mejores condiciones para poner a prueba las del yacht... o para volvernos al puerto dentro de diez minutos, en popa, si usted se halla arrepentida de haber llegado hasta aquí... Con toda franqueza, Nieves.
Después que Ramon Montaner por órden de los capitanes del ejército intentó, sin poderlo concluir, el rescate de Berenguer, cuando las galeras de genoveses pasaron por el estrecho de Galípoli á la vuelta de Trapisonda, se tuvo por cosa muy cierta que en llegando á Génova se pondría á Berenguer en libertad, y se le daria satisfaccion, por ser vasallo y capitan de un rey amigo.
A lo cual él dijo: -Lo primero en que reparáis de los sonetos, epigramas o elogios que os faltan para el principio, y que sean de personajes graves y de título, se puede remediar en que vos mesmo toméis algún trabajo en hacerlos, y después los podéis bautizar y poner el nombre que quisiéredes, ahijándolos al Preste Juan de las Indias o al Emperador de Trapisonda, de quien yo sé que hay noticia que fueron famosos poetas; y cuando no lo hayan sido y hubiere algunos pedantes y bachilleres que por detrás os muerdan y murmuren desta verdad, no se os dé dos maravedís; porque, ya que os averigüen la mentira, no os han de cortar la mano con que lo escribistes.
Al balandro, como un papel de cigarro, puede; pero a nosotros, dificilillo es a la simple vista... Agárrese usted, Nieves, que hay mucha trapisonda y son muy fuertes los balances.
Llegó la madre Larín muy alarmada, temiéndose alguna trapisonda, y Currita, con patético ademán, se arrojó llorando en sus brazos... Era aquel día el más grande de su vida; por fin le concedía Dios lo que con tanto ahínco le había pedido siempre: ¡tener una hija religiosa!... Cierto que le pasaba aquello el alma de parte a parte, que quizá le costaría la vida separarse de aquel pobre angelito; pero lo que sentía ella era no tener siete hijos como santa María Magdalena de Pazzis, para ofrecérselos a Dios uno a uno. ¡Estaba el mundo tan malo!...
Palabra del Dia
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