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Y así le tuvieron un gran rato, porque más de quince hombres estaban sobre él, y a todos daba las manos llenas, y si se descuidaban, en los hocicos. A todo esto, el señor mi amo estaba en el púlpito de rodillas, las manos y los ojos puestos en el cielo, transportado en la divina esencia, que el planto y ruido y voces que en la iglesia había no eran parte para apartalle de su divina contemplación.

Roussel estaba transportado de júbilo: le hubieran colocado en una esquina de la mesa y no hubiera chistado. Se encontraba al lado de Herminia y radiante, rejuvenecido, empezó desde luego á hacer la corte en toda regla á su nuera de adopción.

Creíase uno transportado al hogar mismo de los gnomos, al centro de sus trabajos profundos y misteriosos. El hombre roía aquella tierra con esfuerzo incesante como un topo, llenándola de agujeros. Pero al morderla se envenenaba. Sin ayuda de gato, los dioses se desembarazaban perfectamente del ratón humano. Lola Madariaga dió un grito penetrante que hizo volver la cabeza a todos.

Transportado Roger y sin reflexionar gran cosa, se volvió hacia sus compañeros diciéndoles: Ocasión como esta no volverá á presentársenos en toda la vida. Sin el clavo ese no me quedo, y se lo he de llevar y ofrecer á la abadía de Belmonte. Como yo le llevaré á mi madre esa piedra que le arrojaron al santo, dijo Tristán.

Isidora le observó con tanta lástima como sorpresa, diciendo: «¡Padrino...!». Relimpio la miró como se mira una visión celeste, y poniendo los ojos en blanco, todo suspenso y como transportado a una esfera ideal por el delirio de la inspiración poética, murmuró con arrullo estas palabras: «¡Hurí, hurí..., nadie osará ya mancillar tu blancura!

Yo mismo me sentí transportado, y cuando mi nublado espíritu se aclaró un poco, me vi en una lancha, recostado sobre las rodillas de mi amo, el cual tenía mi cabeza entre sus manos con paternal cariño. Marcial empuñaba la caña del timón; la lancha estaba llena de gente.

Estamos ya bajo el tupido follaje.... Cierra, lector, los ojos por un momento. ¿No te crees transportado, en una serena noche de verano, á la orilla de una inmensa charca, y jurarías que sus ranas, en número infinito, cantan todas á la vez?

No fue, como es fácil suponer, floja sorpresa la de Doña Francisca al ver que le metían en la casa un cuerpo al parecer moribundo, transportado entre Benina y un mozo de cuerda. La pobre señora había pasado la tarde y parte de la noche en mortal ansiedad, y al ver cosa tan extraña, creía soñar o tener trastornado el sentido.

La ciudad... Me está saltando la pluma en la mano por hacer un cuadro engañador, mentir a boca llena y decir después a los que no me crean: allez y voir! Pero es necesario vencer el afecto que conservo a Bogotá y decir todo lo malo, sobre todo, lo curioso que tiene. En los primeros días me creí transportado a la España del tiempo de Cervantes.

Salir de una calle de París para entrar diez horas después en una de Londres, observar el aspecto, la fisonomía moral del Támesis, después de haber pasado un par de horas estudiando el movimiento del Sena, da la sensación de haberse transportado en el hipógrifo de Ariosto a la región de los antípodas.