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Actualizado: 3 de julio de 2025
Un viajero encuentra en su camino un rio caudaloso; le es preciso atravesarle, ignora si hay algun peligro en este ó aquel vado, y está oyendo que muchos que se hallan como él á la orilla, ponderan la profundidad del agua en determinados lugares, y la imposibilidad de salvarse el temerario que á tantearlos se atreviese.
Pero en los liberalescos años de 71 y 72 ya era otra cosa... La policía fiscal no se metía en muchos dibujos. El temerario contrabandista, no obstante, hubiera deseado tener un mal encuentro para probar al mundo entero que era hombre capaz de arruinar la Renta si se lo proponía.
La historia de Sancy es más antigua y novelesca. En el siglo XV, un suizo poseia este gran diamante, no se sabe cómo, y lo vendió por un escudo á Cárlos el Temerario. El tal hombre ignoraba seguramente que aquel pedacito de piedra encerraba una gran fortuna. De Cárlos el Temerario pasó á Nicolás de Harlay de Sancy, que lo empeñó á D. Antonio, rey de Portugal, en doscientos mil francos.
¿Qué reglas deberá tener presentes? Las que se han señalado mas arriba para todo pensador. El entrar en pormenores seria inútil y tal vez imposible; que el empeño de trazar al genio una marcha fija, es no ménos temerario que el de sujetar las expresiones de animada fisonomía al mezquino círculo de compasados gestos. Cuando le veis abalanzarse brioso á su gigantesca carrera, no le dirijais palabras insulsas, ni consejos estériles, ni reglas que no ha de observar; decidle tan solo: «Imágen de la divinidad, marcha á cumplir los destinos que te ha señalado el Criador; no te olvides de tu principio y de tu fin; tú levantas el vuelo y no sabes adónde vas: alza los ojos al cielo, y pregúntaselo á tu Hacedor.
Pero los hombres amamos, y el amor nos hace temblar por los que nos rodean: troncha nuestras energías, nos hace caer de bruces, cobardes y trémulos ante esa bruja, inventando mil mentiras, para consolarnos de sus crímenes. ¡Ay, si no amásemos!... ¡qué animal tan valeroso y temerario sería el hombre!
-No huye el que se retira -respondió don Quijote-, porque has de saber, Sancho, que la valentía que no se funda sobre la basa de la prudencia se llama temeridad, y las hazañas del temerario más se atribuyen a la buena fortuna que a su ánimo.
Despues de esto, acaso no seria temerario decir que aquellos reyes se destocaron ante su rey, lo cual significa que el dinero es el rey de los reyes de nuestro siglo, porque claro es que aquellos soberanos no acataban en Rothschild otra teología, otra heroicidad, otra ciencia, otro arte, que el dinero.
No he nacido temerario y solamente á fuerza de voluntad me pondré á la altura de las circunstancias. Si hay riesgos que correr, no se asombre usted de verme temblar un poco; mi naturaleza tiene que manifestarse. Pero espero que llegaré á dominarla por el razonamiento.
Cuando ya debía de estar en su casa el temerario, alguno de los que quedaban, decía de repente: Como ese otro.... Y todos sabían que aquel gesto de señalar a la puerta y tales palabras significaban: ¡Fuego graneado! Y no le quedaba hueso sano a ese otro. El Arcipreste no era de los que menos murmuraban.
El espíritu temerario del teniente Rubio, apretado por las circunstancias, engendró una idea felicísima, es a saber: que para mejor pasar el rato hasta la hora de comer se construyese un columpio, donde las damas pudieran gozar la dicha de sacudirse el diafragma algunos instantes, y los caballeros la de proporcionársela moviendo galantemente el aparato.
Palabra del Dia
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