Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de mayo de 2025
Primeramente sonaba una explosión á espaldas del albergo, que hacía temblar paredes y techos, dilatándose en la inmensidad del golfo. Era el cañonazo de mediodía salido del alto castillo de Sant Elmo.
Desde cada altillo puede uno considerar en conjunto la ciudad, puede verla levantando al cielo las torres de sus baluartes y sus templos, los álamos de sus paseos y sus patios, los desiguales techos de sus casas, sobre los cuales cree uno aun distinguir en pie las sombras de sus antiguos héroes.
Del tablado, de los techos, de los balcones, de toda la plaza, miles de voces la incitaban al arrepentimiento; pero muchos, que deseaban verla quemar en el brasero sin que fuese antes estrangulada, protestaban a gritos.
Los techos y las paredes de los elegantes chalets relucen como si los limpiaran cada mañana.
Todos los grandes, ministros y prelados, todos los poetas, sabios y artistas que se encontraban en Madrid, lo acompañaron á su última morada; todas las congregaciones religiosas concurrieron sin excitación agena; las ventanas, los balcones y hasta los techos de las casas, ante las cuales había de pasar el fúnebre cortejo, estaban atestadas de curiosos y las calles llenas de gente.
Las blancas paredes de la casa, que los rayos del sol poniente bañaban con un matiz purpúreo, surgían de entre un grupo de árboles de onduloso follaje. Los techos cubiertos de zinc relumbraban; se habría dicho que de ellos caía una cascada de agua hirviente.
No quiso entrar en el lugar don Quijote, aunque se lo pidieron así el labrador como el bachiller; pero él dio por disculpa, bastantísima a su parecer, ser costumbre de los caballeros andantes dormir por los campos y florestas antes que en los poblados, aunque fuese debajo de dorados techos; y con esto, se desvió un poco del camino, bien contra la voluntad de Sancho, viniéndosele a la memoria el buen alojamiento que había tenido en el castillo o casa de don Diego.
Habíase acostumbrado Feijoo a la amplitud desnuda de sus habitaciones, a las grandes vidrieras, a la altura de techos, y no podía vivir en estas casas de cartón del Madrid moderno. Su domicilio tenía algo de convento, y su vecino en el segundo de la izquierda era un arqueólogo, poseedor de colecciones maravillosas.
Es una vasta muralla, monumental y bárbara, de un negro obscuro, extendida hasta perderse de vista, y destacándose con la arquitectura babilónica de sus puertas de techos curvos, sobre el fondo sangriento de la púrpura del sol poniente. A lo largo, hacia el norte, en medio de una nube rojiza, veíase, como suspendidas en el aire, las montañas de Mongolia.
Simoun desde un aposento de su casa que da al Pasig, dirigía la vista hácia la ciudad murada, que se divisaba al través de las ventanas abiertas, con sus techos de hierro galvanizado que la luna hacía brillar y sus torres que se dibujaban tristes, pesadas, melancólicas, en medio de la serena atmósfera de la noche.
Palabra del Dia
Otros Mirando