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Actualizado: 13 de junio de 2025
Fijaros en esos provincianitos pobres que estudian, que sufren y se desvelan; que antes de figurar en los salones, prefieren conquistar un puesto en las actividades intelectuales del país. En sus manos caerán un día las cosas, el mando, el poder, el prestigio, todo lo que tiene un alto y permanente valor en la vida y en la historia.
La vuelta a los placeres violentos y salvajes es una enfermedad humana que todos los pueblos sufren por igual. Por eso yo me indigno cuando veo a los extranjeros fijar sus ojos en España, como si sólo aquí existiesen fiestas de violencia.
LA ENFERMERA. ¡Es usted ya demasiado sabia, señorita...! Los infortunados que usted cuidará no tienen necesidad de su ciencia; reclaman solamente su gracia. ¡Amelos! ¡Proporcione a los que sufren la ilusión de una tierna novela! ¡No sienta usted ninguna curiosidad fisiológica...! Procure curar solamente su parte moral. Hay que distraer a estos niños grandes con pasioncillas.
Los ojos, las branquias, que desempeñan las funciones de los pulmones, la sufren como el resto. Es un espectáculo bien curioso el que ofrece el cangrejo volteándose, agitándose, atormentándose para arrancarse su mismo ser: la operación es tan violenta que, á veces, se le rompen sus patas, quedando sin fuerzas, débil, muelle.
Sí respondí en un impulso de sinceridad. Pero mi decepción está tan reciente que... ¿Quiere usted una receta para curarla? ¿Una receta? pregunté sonriendo esta vez, con gran contento de la abuela. Démela usted pronto, señor cura, pues bastante la necesito... No penar en lo que se sufre, sino en lo que sufren los demás... Esta es mi receta. Pero... es una receta de solteronas exclamé.
La situación de la corte había quedado en el mismo estado que antes; las intrigas seguían, los que antes eran enemigos, seguían profesándose un razonable odio. Doña Clara tenía á su don Juan. La condesa de Lemos á su don Francisco. Dorotea y el bufón habían dejado de sufrir, porque los muertos no sufren. Doña Ana seguía siendo la maestra de amor del príncipe de Asturias.
Os reiréis de mí, y creeréis hacerme mucho favor llamándome solamente loco. Yo escribo para los que sufren; para los que lloran. Los que no veis la vida sino al través del escepticismo, no podéis comprenderme. ¡Callad! porque si estoy loco, mi libro es una verdad. La verdad de la locura. ¿Estáis vosotros seguros de que tenéis razón? ¡Ah! ¡ah! ¡ah!
No es de admirar que los indios huyesen, y hayan sido vencidos, así como no es gloriosa para los españoles la victoria: porque con 3,000 bien armados, con armas de fuego, y muchísimos bien disciplinados, peleando contra 1,300 que no tienen sino arcos, flechas, hondas y lanzas, y que no sufren disciplina, ni conocen gefes, sino en el nombre, hubieran puesto un gran borron, ó deshonra al nombre español si hubiesen sido vencidos.
La estincion de los llamados honorarios de los jueces es un punto de reforma el mas interesante, pues hará que los jueces sean verdaderamente jueces imparciales, que no admitan peticiones estemporáneas, ni se multipliquen dilijencias inútiles, que muchas veces tienen lugar por hacer subir esos honorarios, que sobre el perjuicio que su desembolso irroga á los litigantes, no es de menor bulto el que sufren los negocios judiciales, por la dilacion y pérdida de tiempo precioso que se gasta en tales actuaciones.
El mercurio y la manzanilla corresponden á esta afeccion, cuando las deposiciones son poco amarillas, que no hay alteracion particular del corazon, y que las orinas no sufren cambio alguno notable. Un fenómeno singular y bastante característico de la digital, es el color azulado de las orinas, color que coincide siempre con la decoloracion de las deposiciones.
Palabra del Dia
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