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Actualizado: 4 de junio de 2025


Las hembras corrían asustadas, como corren las princesas griegas en los vasos pintados, sorprendidas, mientras lavan su ropa, por la aparición de un tritón en celo. Odiaba el amor entre cuatro paredes.

Cuando refirió cómo ella y Carmen fueron sorprendidas por Laura en la lectura del triste diario, a Raquel se le anublaron los ojos y por largo rato quedó muda, sin acertar con la manera de encarar la situación.

Llegaron la víspera, medio aspeados y fugitivos del combate que se trabó en las cercanías, donde a la entrada de un valle fueron sorprendidas y desbaratadas tres compañías del ejército, y aquella mujer, movida de una conmiseración desusada en las circunstancias por que atravesaba el país, les dio albergue durante la noche; pero sabedora de que en otro pueblo no muy distante había guarnición de tropa, les indicó de madrugada el camino que debían seguir hasta incorporarse a ella.

Ambas quedaron fuertemente sorprendidas al hallarla con los ojos enrojecidos por el llanto. ¡Quién diría, hermosa, al verte con los ojos llorosos, que ha caído sobre ti la bendición de Dios! exclamó la tía Brígida poniéndole cara halagüeña. Todos los vecinos estamos alegres más que las pascuas, al ver cómo la fortuna te ha entrado por las puertas.

En ninguna ocasión debió de tener al Rey delante tanto tiempo, porque si se nota que unas líneas están sorprendidas de pronto acertando a la primera tentativa, otras parecen corregidas, halladas después de ensayos vacilantes, pero dando por resultado un conjunto en que se confunden el saber y la facilidad, la aptitud ingénita y el fruto de la experiencia.

Solamente Hardoin leía en aquella frente impenetrable, y aunque nunca se permitía la menor alusión a las penosas confidencias sorprendidas a pesar suyo, su deferente simpatía y su respeto caballeresco eran un bálsamo precioso para aquella alma dolorida.

D. Diego me dijo, al ver que las muchachas iban a ser sorprendidas antes de poder borrar las huellas de su rebelión: Amigo, huyamos. ¿A dónde? A la Patagonia, a las Antípodas. ¿ no adivinas lo que va a pasar aquí? Quedémonos, amigo, y tal vez hagamos una buena obra defendiendo a estas infelices, si el preceptor las delata. ¿Viste que pasó un hombre y arrojó dentro un billete? Era lord Gray.

Tomó el viejo la ofrenda y la pasó al presidente, que se quedó con ella muy empuñada y sin saber qué hacer. Confusas las compañeras de Amparo por el silencio repentino, miraban de reojo hacia todas partes, maravillándose del esplendor de la mesa y algo sorprendidas de que el banquete republicano fuese cosa de tanto orden y de que los delegados comiesen en vez de salvar la patria.

El aya tardaba más de lo que había dicho; pero Elena no parecía reparar en ello. Quizá pensaba en las huellas de las lágrimas sorprendidas en los ojos de Marta; quizá se preguntaba cuál podía ser la causa del misterio que la rodeaba. Quizá también una imagen querida se alzaba ante sus ojos; porque a veces una sonrisa se dibujaba en sus labios.

Quedaron tan sorprendidas de encontrar una fisonomía y maneras tan encantadoras en un sitio apartado de la campaña, que empezaron a sentir cierta curiosidad por saber qué traje se pondría Nancy después que se quitara el abrigo. La atención de la señorita Nancy estaba siempre fija en la cortesía y moderación que se observaba siempre en sus maneras.

Palabra del Dia

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