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Alfonso, su esposa y su hijita Julia acaban de llegar; me encuentro perfectamente retratada en la cara de Julia. ¡Qué dicha tan grande es la de vernos revivir y florecer de nuevo, cuando nos sentimos decrecer y perder la flor de la juventud! Es verdaderamente lo que era yo a su edad, ¡yo misma, en mi inocencia y en la apacible edad primera!

Este último es un cuadro de Teniers, con toque más vigoroso y más caliente entonación. Parece que sentimos el peso de la becerra sobre la mesa, y el del vino tinto en las cabezas de los comensales. ¡Y que diálogos los de Carpio y Gorio!

Es que no quiero... No me preguntes el motivo: no sabría explicártelo; mejor dicho, no me entenderías. Repito lo que te han dicho otras: « eres un hombre, y no puedes comprender á las mujeresNo, no quiero. Te hablaré más claro: con otro hombre que llegase á interesarme... no . ¡Somos tan débiles! ¡sentimos tales sorpresas en nuestra voluntad!

La estupidez de los niños encontrados en los bosques, y la escasa inteligencia de los sordo-mudos, son irrecusable prueba de esta verdad. Este es otro hecho que sentimos todos en nosotros mismos. Los espíritus á proporcion de que sus cualidades son mas aventajadas, se desenvuelven con mas espontaneidad. Así se explica, por qué la inventiva en todos géneros se perfecciona con el trabajo.

Aquí pensamos y sentimos; todas esas figuras caen á un mismo tiempo sobre nuestra cabeza y nuestro corazon.

"Solamente podemos ver fuera lo que tenemos dentro", dice Emerson; cuando estamos llenos de rencor, de iniquidad o de imbecilidad, en todas partes los encontramos; cuando estamos llenos de diablos y fantasmas, los vemos y los sentimos en todas partes, porque a todas partes los llevamos.

Parece que nuestro querido sobrino no pierde el tiempo observó maliciosamente el vizconde, refiriéndose a doña Inés y al joven duque. Haznos los honores de tu casa, Pablo. Piensa que sentimos nuestros músculos un poco entumecidos de las posturas que nos dieron los pintores. Para desentumecernos nos vendría muy bien danzar un poco. ¿No tienes por acá un laúd?

Campo, esto no se puede negar, canta tan á menudo lo que siente como lo que no siente, y creo en conciencia que él mismo no lo distingue: el poeta cantará siempre mejor lo que cree sentir que lo que siente en realidad... ¡Ay! Si expresáramos bien lo que á veces sentimos, ¿qué poeta no sería gran poeta?

Ha protestado, bien se ve, ante no pocas observaciones mías; pero en honor del arte literario en que nos hemos engolfado con tanta frescura, se resigna como buena esposa. Por lo demás, ella cree conmigo que la impresión general de la narración, reconstruída por etapas, es un reflejo bastante acertado de lo que pasó, sentimos y sufrimos. Lo cual, para obra de un ingeniero, no está del todo mal.

Mudos de espanto y ansiedad estábamos todos aquí, atento el oído a los rumores de la calle, cuando sentimos que las puertas caían a golpes, y penetraba aquella soldadesca bestial, diciendo que se les entregasen todos los objetos de valor.