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Actualizado: 24 de junio de 2025
Después dio comienzo a unas seguidillas. ¡Cállese usted, hombre, que no puedo oír eso sin que se me alegren los pies! exclamó la hermana haciendo un gesto expresivo. ¿Baila usted? preguntó Suárez. En otro tiempo... ¿Te acuerdas, primita, cuánto hemos bailado en tu casa? ¡Qué jaquecas hemos dado a la pobre tiita! ¿Quién se acuerda de eso? dijo la hermana María de la Luz ruborizándose.
Tocó, Leonor, Juanilla el instrumento Que con cuadrada forma en poco pino, 1930 Despide alegre cuanto humilde acento, Cubierto de templado pergamino; Á cuyo son, que retumbaba el viento, Cantaba de un ingenio peregrino, En seguidillas, con destreza extraña, 1935 Pensamientos que envidia Italia á España.
La abuela conoció el tesoro que en la nieta tenía, y así, determinó el águila vieja sacar a volar su aguilucho y enseñarle a vivir por sus uñas. Salió Preciosa rica de villancicos, de coplas, seguidillas y zarabandas y de otros versos, especialmente de romances, que los cantaba con especial donaire.
Gloria es muy graciosa y simpática. ¡Si viera qué bien bailaba de niña las seguidillas! Y ahora también. ¿Cómo ahora? preguntó con asombro. Entonces le expliqué de qué manera la había visto bailar en Marmolejo, lo cual celebró vivamente. Siempre ha sido muy resuelta y un poco aturdida... Si no fuera por ese carácter alegre que Dios le ha dado, ya estaría muerta hace tiempo...
El primero debe ser tan antiguo como las seguidillas, y lo mismo La Tirana, baile andaluz en sus orígenes, cuya letra, como la del Polo, sólo tiene cuatro versos sin estribillo.
Nuestra conversación sólo tenía por tema las cosas y los sucesos exteriores. No sé si era porque el placer de hallarnos de nuevo juntos y enamorados nos bastaba en aquel momento, o por el temor de hablar de asuntos en cuya apreciación pudiéramos no estar de acuerdo. Por supuesto, en cuanto el baile de sociedad fue cansando, vinieron a escape las seguidillas.
En poco tiempo se extendieron las seguidillas desde la Mancha, su patria, por todas las provincias españolas. El Fandango, El Bolero, La Tirana, El Polo y otros bailes más sonados en los últimos tiempos que la seguidilla, son modificaciones ligeras de ésta, y tan parecidas á ella, que es necesario tener una vista muy ejercitada para distinguirlos.
Pero, ¿quién podrá describir sino superficialmente danzas y melodías, cuando la postura, el movimiento y la expresión, que es lo que constituye su esencia y principal encanto, son indescriptibles? Las seguidillas se componen de siete versos, ya de siete, ya de cinco sílabas, y se dividen en una copla de cuatro y un estribillo de tres.
Y cuando por las mañanas, al romper el día, le robaban el sueño el cencerreo del ganado que salía al pasto, los silbidos de los criados, las seguidillas de las mozas que iban á la mies, el toque al alba, los ladridos del perro, el cacareo de las gallinas y los relinchos del caballo, lejos de incomodarse, bendecía en sus adentros el instante en que se le ocurrió trocar el agitado torbellino de pasiones de la corte por el obscuro rincón de la vivienda de los Seturas.
El baile de las seguidillas es como sigue: mientras preludia una guitarra, se separan las parejas, vestidas con graciosos trajes de majos, y se coloca cada uno á tres ó cuatro pasos de distancia; cantan el primer verso de la copla mientras los bailarines permanecen inmóviles; calla otra vez la voz; la guitarra comienza entonces la melodía, y al cuarto compás prosigue la voz de nuevo, se oyen las castañuelas, y el baile comienza con sus acompasados giros, sus graciosas idas y venidas y su encantadora expresión de amorosa alegría.
Palabra del Dia
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