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Actualizado: 30 de abril de 2025
Tuvo el bachiller el envite: quedóse, añadióse al ordinaro un par de pichones, tratóse en la mesa de caballerías, siguióle el humor Carrasco, acabóse el banquete, durmieron la siesta, volvió Sancho y renovóse la plática pasada. Capítulo IV. Donde Sancho Panza satisface al bachiller Sansón Carrasco de sus dudas y preguntas, con otros sucesos dignos de saberse y de contarse
A estas condiciones satisface cumplidamente la naturaleza: el punto existe; y la realidad no tiene la culpa de la limitacion de nuestra experiencia. El punto existe admitiendo cualquiera de las dos opiniones arriba mencionadas. Ateniéndonos á la que está en favor de los puntos inextensos, resulta sin ninguna dificultad existente el centro de gravedad, en toda su pureza científica.
La noche era fría; pero yo nada sentía... Yo estaba frente a sus ventanas... él tenía luz en su aposento; y le vi escribir y pasearse con suma agitación, como un hombre dominado por la cólera... ¡Tal vez sea contra mí, decía yo, pero me es igual; le veo, esto me satisface, permaneceré aquí toda la noche.
Comienza siempre con una situación que encadena el interés del público; le hace esperar algo, y le obliga á estar atento; después sigue la narración, que explica los hechos y circunstancias necesarias para la inteligencia del drama, y satisface de este modo la curiosidad de los espectadores, quienes poseen ya la clave para comprender lo que sigue.
El uno habla, escribe, proyecta, calcula, da mil vueltas á los objetos, todo lo prueba, á todo contesta, se hace cargo de mil ventajas, inconvenientes, esperanzas, peligros, en una palabra, agota la materia, nada deja en ella ni que decir ni que pensar. ¿Y qué hace el otro? ¿Es capaz de sostener la disputa con su adversario? no. ¿Deshace todos los cálculos que el primero acaba de amontonar? no. ¿Satisface á todas las dificultades con que su dictámen se ve combatido por el contrincante? no.
De la misma nacen á veces las alabanzas vanísimas y los vituperios de los Autores; porque toma uno un libro en la mano, y luego que empieza á leerle, encuentra una cosa que no le satisface, y sin pasar mas adelante dice, que el libro no vale nada, que es una friolera quanto el Autor escribe, y otras cosas semejantes.
Venia enfin, y por remate dellas Una resplandeciendo, como hace El sol ante la luz de las estrellas. La mayor hermosura se deshace Ante ella, y ella sola resplandece Sobre todas, y alegra y satisface. Bien asi semejaba, qual se ofrece Entre liquidas perlas y entre rosas La aurora que despunta y amanece.
¿Y de dónde sacar nuevos tesoros? ¿dónde encontrar otros moriscos? ¿cómo agravar los tributos? ¿Qué hacer para acabar esas guerras eternas que nos desangran? ¿y cómo acabarlas sin exponerse á caer de lo alto ante el orgullo de España ofendida? ¿cómo quitar á un ambicioso de un puesto que satisface su ambición para poner á otro?
Pobre soy yo dijo el alférez , y en punto á orgullo no me trueco por un portugués. ¿Y qué tal? ¿es buen mozo? No tanto como vos dijo la Mari Díaz , pero aun así puede presentarse sin miedo donde haya galanes... se entiende siempre, después de vos. Muchas gracias por la fineza, prenda mía; aunque no me satisface mucho vuestra opinión. ¿Y por qué no?
El entendimiento del hombre tiene por objeto, y fin de todas sus obras la verdad, y con ella sosiega, y se satisface, como que es hecho para la verdad eterna, que reside en el Cielo; de quien son chispas las verdades de acá abaxo. Verdad real es el ser de cada cosa, segun lo que es, y le corresponde: verdad mental es la conformidad de los actos del entendimiento con la verdad real.
Palabra del Dia
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