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Actualizado: 9 de junio de 2025


Este sabía que existía aquí un seguro escondite, pues había vivido en este distrito siendo joven campesino; por lo tanto consiguió, en los meses de junio, julio y agosto de 1870, trasladar secretamente una gran cantidad del tesoro del Vaticano y guardarlo en este lugar, con el fin de salvarlo de las manos del enemigo.

El resto de la Guardia atacó á flechazos á los insurrectos tenaces que no querían huir, y Ra-Ra, con muchos de sus oficiales, cayó prisionero. Hoy lo juzgan, gentleman, y es seguro que lo condenarán á muerte. Sólo usted puede salvarlo. No desoiga mi ruego. Gillespie quedó mirando á Popito con una fijeza dolorosa.

Habiéndose logrado sacar de Manila con grandes trabajos y peligros durante la invasión inglesa, el Real Tesoro, aquellos se aumentaron, estando en camino de la Pampanga, por haber dado el enemigo con su pista; conociendo esta posición el cauteloso D. Simón de Anda, se dirigió al Provincial de los Franciscanos, que se hallaba en Lucban, comisionándole para que de acuerdo con los conductores del Tesoro, buscara forma para embarcarlo y salvarlo en uno de los puertos de Tayabas.

¡Oh! es necesario salvarlo exclamó la vizcondesa poniéndose en pie . ¿ me das plenos poderes, no es verdad? ¿Apruebas de antemano cuanto intente con ese fin? ¡Todo... absolutamente todo... y con toda mi alma, Dios mío! ¡Pues bueno! escribe a Pierrepont, a quien daré una cita para mañana.

Cuenta á Enrico su vida y su destino, y Pablo hace con él lo mismo; pero Enrico, á pesar de todos sus crímenes, ha conservado siempre una virtud, la del amor y la ternura filial que siempre ha tenido á su anciano padre; y á pesar también de todos sus delitos anteriores, siempre ha creído que la gracia de Dios puede al fin salvarlo.

Aparentando buscar algo entre los papeles, continuó: Aquí está su declaración debidamente firmada. ¿Espera usted todavía salvarlo? Diciendo esto la miró. La rusa tenía otra cara.

El viejo pasó por delante de Mario sin verlo, y al llegar a la orilla del Estanque grande se precipitó en él. El dependiente paró. Mario corrió instantáneamente al sitio, y viendo al viejo luchar con la muerte, despojó súbito de la levita y se arrojó a salvarlo. Aunque sabía sostenerse en el agua no era gran nadador: por otra parte, los pantalones y las botas le embarazaban extremadamente.

La puerta del jardín está ya cerrada y guardada por ellos. A este lado del cenador, junto a la tapia, hallará una escalera, puesta allí para salvarlo... ¿Y usted? Yo representaré mi papel. Si el Duque descubre lo que estoy haciendo, no volverá usted a verme nunca. De lo contrario, quizás yo... Pero no importa. Parta usted. ¿Y qué le dirá usted? Que usted no acudió a la cita. Que sospechó el lazo.

Se perdió toda esperanza de salvarlo; recibió la Extremaunción; escribió en su lecho de muerte una carta ingeniosa al conde de Lemos, que precede al Persiles, y murió el 23 de abril de 1616, á los setenta y nueve años.

La primogénita de la casa de Elorza, ardentísima devota del culto religioso, entregada con alma y vida a la divina tarea de santificar su espíritu y salvarlo de las garras del pecado, incansable trabajadora del campo de la virtud evangélica, aspirando siempre a una perfección mayor y celosa propagadora de la fe y la piedad, no podía menos de participar de la indignación que ardía en los pechos de las personas con quienes más se relacionaba.

Palabra del Dia

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