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Actualizado: 18 de junio de 2025
También debe tenerse en cuenta que la juventud, necesitada de los deportes para consumir una parte de su exceso de vida, considera la profesión militar como el más divertido y gallardo de los juegos. Sin ejército no sabríamos qué hacer de todas esas muchachas de veinte años, fuertes, animosas, sanas, con una sangre rica que hace arder su piel ó hincha sus músculos.
Ni aparatoso, ni solemne, a pesar de estar llenos sus libros de sanas y saludables máximas morales que trasuntaban su anhelo de justicia y de bien, preocupación constante de su vida de escritor. A veces tórnase picaresco, malicioso, agudo, para zaherir el vicio, el prejuicio o la rutina.
Sin obligaciones escolares tú; desligado yo de las trabas de mis negocios apremiantes, porque, en previsión de este caso, he ido arreglando las cosas a mi gusto con el sosiego y el pulso necesarios; libre tú, libre yo, con el tiempo y el dinero de sobra en aquella comarca tan alegre y tan saludable... Peleches, por sí, no es gran cosa para divertirse una mocita como tú; pero a dos pasos está la villa donde hay un poco de todo lo que hay aquí, hasta gentes bien educadas, con su correspondiente sociedad y respectivas diferencias de nivel, pero sencillo y noble y aun patriarcal si se quiere; y además de ello, pintorescas y sanas costumbres populares, horizontes admirables y ambiente salutífero.
Abajo, en el templo, vigilaba a sacristanes y acólitos, cuidando de que los canónigos y los beneficiados no pudieran quejarse de descuidos en el servicio. Arriba, en el claustro, velaba por el buen orden y las sanas costumbres de las familias, siendo, por la gracia del cardenal-arzobispo, una especie de alcalde de aquel pequeño pueblo. Ocupaba la mejor habitación de las Claverías.
Las reflexiones sanas que impulsan al culpable a censurarse interiormente no acuden con bastante energía, aun en el aire más puro y ante las mejores lecciones del cielo y de la tierra. ¿Cómo era posible que esas delicadas mensajeras de alas blancas pudieran llegar hasta la celda emocionada del corazón de aquella mujer, celda habitada sólo por recuerdos tan poco nobles como los de una moza de posada que sueña en su paraíso de antaño con sus cintas color de rosa y con las bromas de los señores?
Pero dejemos de lado esas irregularidades que no son sino consecuencias extremas de ideas sanas y fecundas, y podremos afirmar que pocos pueblos viven al amparo de instituciones más liberales que Colombia.
Las buenas madres, que sabían el trabajo de conservar a las criaturas sanas y lindas; las madres indolentes, que conocían el fastidio de ser molestadas, cuando se cruzaban los brazos o se rascaban los codos por las predisposiciones de los chicos, que sólo empiezan a mantenerse firmes en las piernas, se tomaban el mismo interés que hacer conjeturas.
¿Sabes, papá decía Nieves al suyo después que se marcharon los Carreños , que eso de los aires puros que tanto recomiendas tú, no da siempre los mejores resultados en lo tocante a buenas ideas?... ¡Mira que de ayer acá llevamos oídas cosas buenas, y a gentes bien sanas de cuerpo!
Entregábale las mesadas, y tenía además el encargo de vigilarle y darle consejos, un hombre de posición humilde y sanas costumbres, bastante viejo, amigo y aun algo pariente de los Miquis del Toboso. Este bravo manchego se llamaba Matías Alonso y era conserje de la casa de Aransis.
Lo que sé es que yo leía en la conciencia de ella como en un libro abierto, donde las sanas doctrinas del ilustrado sacerdote que la había educado, y las no menos sanas de las benditas madres del convento habían venido a combinarse con los rumores del mundo y con las malévolas insinuaciones de las compañeras de colegio a quienes la envidia movía, y habían formado un amargo conjunto que menoscababa el respeto y que acibaraba y aun emponzoñaba el amor de la hija a la madre.
Palabra del Dia
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