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Actualizado: 13 de junio de 2025


Y he aquí la misma Elda, que los iberos, grandes poetas, llamaron Idaella, de Daellos, que en nuestra lengua es casa de regalo. El palacio vetusto de los Coloma, virreyes de Cerdeña, muestra en lo alto sus dorados muros ruinosos; abajo, el pueblo se extiende en tortuosas callejas apretadas. El Vinalapó corre en lo hondo.

Nazaria no gastaba en liviandades, pero en lujo y ruinosos caprichos.

No contentos con lo mucho que habian disipado, buscaban nuevos recursos para fomentar su natural propension á los gustos frívolos, cuando no era á los vicios ruinosos.

Eran la Marsella antigua, en la que aún subsisten algunos palacios ruinosos de los mercaderes y armadores de otros siglos. En estas vías estrechas, pendientes é inmundas, vivía la prostitución pintarrajeada y triste de toda ciudad marítima.

Una esquina adornada con una fuente las ocultó á los pocos pasos. Cuando Ulises, después de un ligero almuerzo en el restorán Diómedes, llegó corriendo á la estación, el tren iba á partir. Deseaba ver Salerno, célebre en la Edad Media por sus médicos y sus navegantes, y á continuación los templos ruinosos de Pestum.

Esos muros, esas arcadas revestidas de hiedra, esos zócalos musgosos, esas columnas ennegrecidas, esos vagos relieves, esos frisos ruinosos, esas cornisas rotas, ese naufragio, esa ruina, esas piedras grises, ¡ay! ¿es esto todo lo que queda de famoso y de colosal? ¿es esto todo lo que las horas corrosivas han perdonado, todo lo que ellos nos han dejado al Destino y a mi? «No.

Otro gran nombre es Reynot. Por su elegante gabinete han pasado los gabanes más mugrientos, los chapeos más abollados, los zapatos más ruinosos. Reynot siente una gran satisfacción protegiendo las letras patrias... con un montoncito de perras gordas. Su tiempo precioso ha estado dividido entre la filantropía literaria y el servicio de incendios.

"Los locales para escuelas eran además de malos, completamente abandonados y muchos de ellos ruinosos." Reconocimiento leal de un dominico El R. P. Ruíz, dominico, muy lealmente reconoce el lamentable estado en que se encuentra la llamada instrucción pública en Filipinas, fuera de Manila en donde las cosas no son tan pésimas.

Algunas puertas ostentan lindos azulejos con la figura de San Isidro y la fecha de la construcción, y en los ruinosos tejados, llenos de jorobas, se ven torcidas veletas de chapa de hierro, graciosamente labrado.

No menos temor les causan los ruinosos calizos de la Saintonge, disgustándoles fijarse sobre lo que está destinado á desmoronarse el día de mañana. Al contrario, les gusta sentir bajo sus plantas el inmutable suelo de las rocas bretonas. Tomemos ejemplo de ellos para no creer en las apariencias, sino sólo en lo verdadero.

Palabra del Dia

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