Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 22 de mayo de 2025


El ambiente de amables alegrías se había modificado gradualmente en la estancia de Astul hasta ofrecer a ratos el aspecto de una casa de duelo. Ricardo, Lorenzo y Melchor paseaban como con desgano; se aislaban, acaso sin determinarlo deliberadamente y cuando conversaban lo hacían sobre temas indiferentes o fríos.

¡Qué?... ¿Los vas a echar, Melchor?... Déjelos, don Melchor dijo Baldomero, que duerman en la caballeriza... ¿qué mal pueden hacer?... ¡Llueve tan feo!... ¡Como han venido, que se vayan! No hagas eso, Melchor. ¡Pero! ¿qué es lo que hay? repitió Ricardo. Dos gringos, ché le contestó Melchor, dos bribones... que quieren pasar aquí la noche. ¿Y...? déjalos...

¿Qué, ya no toca más, don Ricardo? le preguntó Baldomero, al mismo tiempo en que Melchor le decía: ¡Macanas de éste! señalando a Lorenzo.

V. En el cual el misterio aumenta considerablemente VI. En el que figuran tres aes mayúsculas VII. El misterioso extranjero VIII. En el que se habla la verdad IX. La casa del silencio X. El hombre de los secretos XI. En el que se explica el peligro de Mabel Blair XII. El señor Ricardo Dawson XIII. Se revela el secreto de Burton Blair XIV. La opinión de un perito

Los viernes ayunaba rigurosamente a pan y agua, haciendo prodigios de habilidad para que su padre no cayese en la cuenta, pues de notarlo tenía por seguro que no se lo consentiría. Traía siempre un medallón al cuello con el retrato de su novio. Un día que éste consiguió hablar un momento a solas con ella, le dijo: Oye, Ricardo; si no te enfadas, te diría una cosa.

¡Qué es eso? exclamó con asombro Lorenzo, poniéndose de pie. ¿Has oído? dijo en el mismo tono Ricardo y casi al mismo tiempo dirigiéndose a Melchor, que intensamente pálido contestó, levantándose con violencia: ¡!... ¡es a !... ¿qué habrá?...

Esas son tonterías, Ricardo... Mi enfermedad es mortal, y si no ya se vera... Mi marido no quiere creerlo; pero pronto se ha de convencer... No me quejo de mimo, no... ¡Ay, querido, si supieses lo que yo padezco sentada en esta butaca!

Ricardo la siguió. Los dos marchaban callados. La distancia que los separaba se fue haciendo cada vez mayor, porque Marta ya no andaba, corría. El joven marqués sentía vago malestar y una turbación extraña que le impedían apretar el paso. Estaba enojado consigo mismo.

Se le podría preguntar... dijo Ricardo sonriendo. ¿Y si resultase que era con Lorenzo? ¡Mejor para él! ¿Y si era contigo? Peor para él y mejor para . ¡Qué! ¿Que ya se la están disputando?... dijo Baldomero, y agregó: Si quieren podemos dar una vueltita por la chacra antes de ir para la estancia.

Y metiendo espuelas á su caballo salió á todo galope, no sin hacer antes á Ricardo un gesto de desprecio. Quedó éste avergonzado por la cruel despedida de la amazona y sin deseos de seguirla. Después su vanidad se alborotó, y quiso alcanzarla para que reconociese que no era un «chapetón», un torpe, como ella creía.

Palabra del Dia

primorosos

Otros Mirando