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Actualizado: 4 de julio de 2025


En el mismo aciago año de los tres sietes nos envió la corte al consejero de Indias don José de Areche, con el título de superintendente y visitador general de la real Hacienda, y revestido de facultades omnímodas tales, que hacían casi irrisoria la autoridad del virrey. La verdadera misión del enviado regio era la de exprimir la naranja hasta dejarla sin jugo.

Para las personas acostumbradas a razonar respecto de las formas que sus sentimientos religiosos han revestido, es difícil darse cuenta de ese estado simple y natural en que la forma y el sentimiento no han sido separados nunca por un acto de reflexión.

Cuelgan de las ramas del mangle un poderoso anzuelo revestido de un buen pedazo de carroña, que se mantiene á flor de agua; de la argolla del anzuelo, parte, á más del cabo que lo sostiene, una extensa y gruesa mata de abacá, cuyos hilos rematan en tres ó cuatro cañas muy largas que fuertemente anudan.

Este es un hijo humano de la moral divina del Evangelio; aquel, una teoría convencional dictada por la moral acomodaticia de los pícaros y los necios; aquel defiende, cual una coraza de brillante acero, la pureza del alma y la rectitud de la conciencia, y este pretende defender con la celada de Bayardo al gran polichinela social, revestido de todas las miserias y todas las ridiculeces humanas.

Los que ni por la acción ni por el pensamiento, revestido de una forma sensible, logran señalarse, pasan como sombras sin dejar rastro ni huella en el sendero de la vida y van a hundirse en olvidada sepultura, sin que nadie deplore su muerte y sin que nadie, al cabo de pocos años, y a veces al cabo de pocos días, se acuerde de que vivieron.

Mandó el rey de Madrid para ejecutar la orden de aprehender á los esclavos, á un alcalde de casa y corte, llamado don Pedro Amesqueta, el cual era hombre que, abusando de los poderes de que estaba revestido, ejecutó su comisión de la manera más violenta y usando de los procedimientos más duros y arbitrarios.

Al entrar una persona en sus dominios la mira por cima de sus dorados anteojos, contesta á los buenos días con un movimiento de cabeza si le es desconocida, y con una dulce sonrisa si es de su afecto, y después de este ligerísimo paréntesis su cara adquiere la severidad oficial de que está revestido, y continúa su trabajo esté quien esté en el despacho.

Revestido de la suma del Poder público en 1835 por sólo cinco años, en 1845 está aún revestido de aquel poder. Y nadie sería hoy tan candoroso para esperar que lo deje, ni que el pueblo se atreva a pedírselo.

La hospitalidad es allí un deber común, y entre los deberes del peón entra el de defender a su patrón en cualquier peligro o riesgo de su vida. Estas costumbres explicarán ya un poco los fenómenos que vamos a presenciar. Después del suceso de San Luis, Facundo se presentó en los Llanos revestido del prestigio de la reciente hazaña y premunido de una recomendación del Gobierno.

No por eso dejaba de estar revestido de costosos tapices y de otros raros adornos, el salón donde se elevaba el pandal, estrado o sitio consagrado a la ceremonia. En compañía de Narada, Morsamor entró allí primero. Llevaba el viejo brahmán vestimenta litúrgica de escarlata, sobre cuyo fondo carmesí se destacaba la barba blanquísima y luenga.

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