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Actualizado: 11 de mayo de 2025
El Mosco acudió con gritos de cólera: ¡Rediós!... ¡Y no haber traído la escopeta! ¡Cómo se enteran y se burlan!... Los perros, después de un intento de persecución, retrocedieron al lado de su amo, viendo que éste permanecía inmóvil. El encuentro con el venado quitó al Mosco todo deseo de continuar la caza. Vámonos; ¡para lo que hacemos aquí!...
Entonces, temiendo ser envueltos, porque la oscuridad de la noche les hacía imaginar que sus enemigos eran más numerosos, los de Rivota retrocedieron por el camino de Entralgo para unirse á sus compañeros. Los de Villoria los persiguieron algún tiempo. Al cabo Nolo, cuya alma estaba llena de valor y de prudencia, se detiene. Basta ya, compañeros.
Media hora había transcurrido, empleada por los ladrones en jurarse unos á otros no decir nunca á su capitán que habían perdonado la vida á un hombre, cuando de pronto apareció Parrón, trayendo al segador en la grupa de su yegua. Los bandidos retrocedieron espantados.
La confusión fué entonces espantosa: avanzó la tropa; retrocedieron los paisanos, no sin disparar bastantes tiros y agitar las navajas, arma para ellos más segura que el trabuco. La gente de la calle sintió el retroceso de los del portal, y se replegó, abriéndoles paso.
Los pocos que dieron en perseguirlos retrocedieron á toda prisa al llegar á la cañada y oir las cornetas y atabales que allí tocaban furiosamente los veinte arqueros emboscados al efecto. Los perseguidores, como lo había previsto el barón, creyeron que una gran fuerza inglesa, quizás todo el ejército del Príncipe Negro, había tomado posesión de aquellas alturas.
Allí estaban dos hombres en el suelo, uno sobre otro, cruzados, confundidos, formando un solo cuerpo, como si un clavo invisible los uniese por la cintura, soldándolos con sangre. No había errado el tiro. El golpe de la vieja escopeta había sido doble. Y cuando Sènto y Pepeta, con aterrada curiosidad, alumbraron los cadáveres para verles las caras, retrocedieron con exclamaciones de asombro.
Los caballos vieron cómo el hombre volvía precipitadamente a su rancho, y tornaba a salir con el rostro pálido. Vieron también que saltaba el alambrado y se encaminaba en dirección de ellos, por lo cual los compañeros, ante aquel paso que avanzaba decidido, retrocedieron por el camino en dirección a su chacra.
Era su primera falta y deseaba que fuese la última. ¡Ay! ¡Su reputación intacta hasta entonces!... ¡El miedo á lo que podía decir la gente!... Los dos retrocedieron hasta la adolescencia; se amaron con la pasión confiada y pueril de los quince años, que nunca habían conocido. Julio había saltado de la niñez á los placeres del libertinaje, recorriendo de un golpe toda la iniciación de la vida.
Finalmente retrocedieron los nuestros, y por esto, animándose el enemigo, salió de la fortaleza, en número de 200, trayendo consigo dos piezas: por lo cual, aturdida la gente, comenzó á desparramarse, y dejó por despojos al enemigo el mayor cañon que tenia.
Los portugueses estaban todos a pie. Casi envueltos por tan superiores fuerzas enemigas, retrocedieron con espanto hacia la orilla del río. Sólo reembarcándose podían lograr ya salvar las vidas, mas para reembarcarse era menester, no sólo hacer cara al enemigo, sino tenerle a cierta distancia durante algún tiempo.
Palabra del Dia
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