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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Después vinieron la contradicción y la duda. Esto que hoy se llama público y que en lo antiguo con vocablo menos respetuoso se llamaba vulgo, ¿no es tirano también? ¿No es menester adularle si queremos ganar su voluntad? ¿No conviene decirle las cosas que le deleitan para tenerle propicio? ¿No se necesita callar las verdades más sanas para que no se enfade?
Por lo demás, al ver las miradas que le lanzaba a intervalos, era fácil adivinar que la fortuna de los Villanera podía cambiar de manos en el espacio de ocho días. Un perro echado a los pies de su dueño no era más humilde ni más respetuoso que él.
En las inmediaciones del fumadero, Mina lo presentó a su esposo, aprovechando una rápida salida de éste, que iba a su camarote en busca de tabaco, abandonando a los compañeros y las altas columnas de redondeles de fieltro que denunciaban los bocks consumidos. El músico se mostró cortés y respetuoso. Era un honor para él estrechar la mano de tan gran poeta.
Las ciento treinta y tres ventanas que decoran su fachada principal, dan al edificio un aspecto grave, reposado, claustral, respetuoso. Así debia ser la fachada del palacio de la Caridad. El conjunto del edificio comprende un espacio de treinta y cinco á cuarenta mil varas. Tiene tres pabellones, uno central y dos laterales, y cuatro pisos de elevacion. Puede alojar á cinco mil hombres.
A uno y otro lado se habían hecho otros tablados más bajos, que esplayándose en las Capillas colaterales, salían a ocupar casi todo el espacio que corre entre las espaldas del Coro bajo, y las Capillas. El primero y segundo de la parte del Evangelio se celaban con celosías para embozo respetuoso de la autoridad del Ilustrísimo Sr.
Pero Tónica no se convencía. Impresionábale el acento de verdad del dependiente; pero no podía dominar el temor respetuoso que le inspiraba una familia rodeada de los prestigios de la riqueza y de la elegancia. Por esto a todos los argumentos de Juanito contestaba moviendo la cabeza negativamente.
Unos ratos sus reflexiones semejaban examen de conciencia: mentalmente se hacía reproches por haber dado oídos al amor; otros momentos parecía complacerse en los recuerdos que su memoria iba evocando... En verdad que las galanterías de Juan habían sido de extraordinaria delicadeza: fue el único que, al dirigirse a ella, no tuvo en cuenta exclusivamente su belleza: no cabía duda de que le parecía, no hermosa, sino hermosísima; pero jamás se lo expresó con osadía ni se permitió atrevimientos de mal gusto... algún beso, eso sí; pero un beso casi respetuoso.
La carta era amistosa, decía á Mauricio que se esperaba su llegada y terminaba así: "He olvidado el daño que ha querido usted hacerme, porque sé muy bien que no obedecía usted á sus propias inspiraciones, y estoy pronta á acogerle como á un hijo respetuoso y sumiso."
Sin equivocarse, comprendió lo que con exquisita delicadeza Juan había esperado de ella, respetuoso y en silencio. Al pensar en la plenitud de aquel amor que no debía aceptar y que, sin embargo, había involuntariamente suscitado, una sensación de espanto la dominó.
Rosa estaba risueña y jovial, tan viva de lengua y de ademanes como siempre. Tomás, cuando le veía, que eran pocas veces, le acogía con el mismo tono entre respetuoso y zumbón que tan mal le sabía en el fondo. Al cabo supo lo que pasaba, de un modo casual.
Palabra del Dia
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