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Actualizado: 16 de julio de 2025


Total: que salió Juan Pablo de la casa renegando de su estrella, de su tía y de todo el género humano, revolviendo en su mente propósitos de venganza con proyectos de suicidio, pues estaba el infeliz como el náufrago que patalea en medio de las olas, y ya no podía más, ya no podía más. Se ahogaba. iv

No ya cual otro tiempo, en las almenas Van á trozar las bárbaras cadenas De tres siglos de oprobio y opresion: Renegando las glorias de esos dias Vienen á traer satánicas orgías, Vienen á traer degüello y proscripcion.

Hizo el recién venido al diplomático mudas señas de que no se molestase, y renegando Robinsón por lo bajo, volvió a su observatorio, encargando disimuladamente al señor Pulido que saliese a repetir a los criados la rigurosa consigna. Mas temeroso este de que le usurpara su puesto el intruso, hízose el desentendido, dejando abierta la puerta a la mayor calamidad que por ella pudiera entrarse.

Alejose del pordiosero, renegando. «¡Ni esto es país, ni esto es capital, ni aquí hay civilización!... ¡Qué ganas tengo de pasar el Pirineo!». Pues bien, aquella noche, se le representó el pobre paralítico con tanta viveza, que casi casi creía verle en su alcoba.

Gime, herida, la infeliz; lloran asustados los granujas, y el iracundo marinero sale al balconcillo renegando de su estrella y maldiciendo á su mujer.

Siempre, y renegando de su origen, ha sido enemiga de la libertad y de la democracia. ¡La libertad! ¡la libertad! ¿y para qué sirve? Y ¿qué es la democracia? el permitir que manden los pillos. ¡La democracia! ¿Cuántas libras de patatas se compran con eso?

Eran de la señora de Goycochea y otras nobles matronas de una majestad paquidérmica. «¡PobrecitosCreyó ver en ellos gañanes tendidos, con los remos abiertos, respirando jadeantes después de la dura labor; cargadores en mangas de camisa que se limpiaban, renegando, la humedad de la frente luego de haber llevado un piano a cuestas.

Al otro lado, los tranvías corrían sobre los railes, obstruidos por carros y camiones, que sus conductores apartaban de la vía renegando al oír el pito de los mayorales, y por la larga acera de piedra, en silencio, paso a paso de arriba a abajo, se aburría autoritariamente la pareja de guardias de orden público, entonces llamados amarillos, sin otro consuelo que echar miradas subversivas a las criadas de buen ver.

Este gran suceso se verificó a fines de Junio. Estuvo D. Benigno en aquella ocasión sereno y grave, como hombre que da cumplimiento al más importante de los deberes. Sola parecía contenta sin afectación, los muchachos estaban alegres y Crucita renegando. La bendición fue dada por el padre Gracián, con quien celebró Cordero larga conferencia en la tarde de aquel día cien veces fausto.

Doña Paca advirtió en él, juntamente con los síntomas de agravación, cierta alegría febril, lo que juzgó de malísimo agüero, pues si su amo se volvía niño o demente cuando tan malito estaba, señal era esto de la proximidad del fin. Toda la noche estuvo dando vueltas de un lado para otro, queriendo levantarse, y renegando de que le tuvieran prisionero en la cárcel de aquellas malditas sábanas.

Palabra del Dia

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