Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de octubre de 2025
Maneja con singular habilidad la burla y la ironía. Su ingenio es inagotable, aunque siempre ameno hasta en sus extravíos, y lleno de esa infantil serenidad que tanto nos regocija, porque no nos ofende ni degenera en amarga sátira; de casi todas sus comedias se puede recoger rica cosecha de excelentes rasgos de esta índole.
No hay cosa mayor con qué tentarte entre estos solitarios despeñaderos, a ti que estás avezado a las pompas y regalos de la corte; pero a todo se hacen los hombres cuando se empeñan en ello, sin contar con que también aquí hay su sol correspondiente; y aunque es cierto que tarda un poco por la mañana en trasponer los picachos que rodean el lugar, una vez arriba alumbra y calienta y regocija el ánimo como el sol más majo de cualquiera parte.
Por ambas puertas, porque tiene dos entradas, y es por eso tan difícil de guardar, llegan, salen, se tropiezan, se codean los neófitos y los iniciados en el culto del sagrado becerro, que van a prosternarse ante el ara y a consultar el oráculo; no da éste a conocer sus sentencias por medio de epiléptica pitonisa, sentada en su trípode y acompañada de truenos y relámpagos, sino por modesto civil que, tiza en mano, las traduce fielmente sobre negro pizarrón, y son escuchadas con avidez y recogidas y transmitidas de los que salen, a los que entran, de éstos a los que llegan después y de los últimos que se retiran, a la ciudad inmensa, que espera anhelante, como si de la cotización bursátil dependieran su bienestar y su porvenir, y se regocija o alarma, alternativamente.
Guzmán llega mientras tanto á los reales de Almanzor, que se regocija extraordinariamente de tener á su servicio al caballero cristiano más valeroso y á su más formidable enemigo, y, aceptando la condición que se le impone, abandona el territorio español.
Cuando le pregunté: «¿Qué haces ahí, Marta?» se estremeció, me miró muy confusa y sólo entonces pareció darse cuenta del lugar en que se encontraba. Ya lo ves: preparo las camas balbució al cabo de un instante. ¿Para quién? pregunté. ¿Acaso no sabes que esperamos una visita? ¿Y eso es lo que te regocija tan terriblemente? repliqué, encogiéndome ligeramente de hombros.
A los que habitamos en ciudades, estamos condenados á sucia atmósfera, recibimos en los pulmones aire ponzoñoso, respirado ya por otros muchos pechos, lo que más nos asombra y nos regocija, cuando recorremos las altas cimas, es la maravillosa pureza del aire. Respiramos alegremente, bebemos el hálito que pasa, nos embriagamos con él.
Palabra del Dia
Otros Mirando