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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Solamente hay una tendencia instintiva: ningún freno racional que se oponga. ¿Qué dominio de sí mismo tiene quien para refrenar su costumbre y pronunciar palabras sucias y obscenas recurre a la intervención de un santo? Falto de voluntad, desprovisto de la idea misma de lucha consigo mismo, ¿cómo puede triunfar sobre sí mismo?
Seguía D. Jaime observando siempre la misma conducta respecto a doña Luz. Sus atenciones no podían ser más delicadas ni más respetuosos sus requiebros. En alguna ocasión creyó advertir doña Luz que D. Jaime se animaba demasiado, pero el orgullo de ella acudía al punto a refrenar la lengua del galanteador, para lo cual bastaba un leve gesto de impaciencia o de disgusto o una mirada severa.
Tirso recordaba las palabras de la Escritura: Desaparecerá el impío como la tempestad que pasa; mas el justo es como cimiento durable por siempre. La esperanza de los justos es alegría; mas la esperanza de los impíos perecerá. Desde que Tirso despreció a Pateta por verle con uniforme de corneta de milicianos, según él contó a Paz, no pudo el chico refrenar la antipatía que le inspiraba el cura.
Y como Pedro Carvallo era poco circunspecto y muy jactancioso y no sabía refrenar la lengua, habló en varios sitios y con no pocas personas, contra el aventurero castellano y hasta llegó a decir que le provocaría, le retaría y le daría muerte. Nadie, por fortuna, llevó a los oídos de Morsamor tales fieros y jactancias.
En vez de dejarse mecer dulcemente por el curso tranquilo de una corriente sinuosa, es preciso disciplinar el salvaje torrente, refrenar ese monstruo furioso deteniéndolo unas veces y activando su corriente otras. El peligro les amenaza á cada instante, y si muchas veces salvan su vida, no es más que por la fuerza, la agilidad y un continuo heroísmo.
Al llegar a la esquina de la calle de la Puebla procuró refrenar el paso y tranquilizarse: mas al doblar la del Barco alcanzó a ver a lo lejos aquel cadete desgalichado que tan ferozmente le había querido interrumpir cuando recogió en el paseo el clavel de su hermana. Ya le había tropezado otras muchas veces en la misma calle con los ojos puestos en el balcón de Julia.
Convencidos dichos monarcas y sus sucesores de la ineficacia de las disposiciones que se habían dictado para refrenar el lujo por una parte, y por otra, porque cada vez era mayor la afición por todo lo suntuario, es lo cierto, que, desde los días del vencedor del Salado no se registran leyes encaminadas á refrenarlo, y así llegamos al reinado de Don Juan II, cuya corte ofrece el más brillante y fastuoso conjunto que puede imaginarse emulando con el monarca los prelados y ricos hombres en el comer, en el vestir y en los más costosos deportes.
Esta la rechazó con violencia, diciendo: «Haced saber á vuestra soberana que yo no ofrezco por nadie, ¿lo entendeis?». Con el dinero y la respuesta volvió la mensajera á la reina, quien en alto grado sintió un desaire tan marcado; mas tratando de refrenar su enojo, se contentó con pagar aquel con otro mayor, que era el no ofrecerla la salida de la iglesia antes que á la real comitiva.
Que con ello veréis, que uno no puede refrenar siempre un movimiento primo. Tal vez, pero se debe tratar de reprimirlo siempre, y sobre todo, hacerme caso. A pesar de tu poca edad y tu corta estatura, tienes el aspecto de una mujer; trata pues de tener la dignidad, que te corresponde. ¡La dignidad! exclamé, y ¿para qué? ¿Cómo para qué?
De ella se aprovecha el maestro para estimular á los alumnos; de ella se sirve el padre de familia para refrenar las malas inclinaciones de alguno de sus hijos; de ella se vale un capitan para obtener de sus subordinados, constancia, valor, hazañas heróicas.
Palabra del Dia
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