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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Ahora emplead las súplicas y pedid albricias, comenzando por el más rico y concluyendo por el más dadivoso. El perro, que debía haber un mal espíritu en el cuerpo, así como esto oyó, se puso a los pies de aquel Pero Antúnez, usurero honrado, que, como ya se apuntó, prestaba un celemín, y recogía dos fanegas.
Recibía gusto especial del desaliño, y recogía con lamentable asimilación todas las palabras necias y bárbaras para darse, usándolas desvergonzadamente, aires de matón. Pronto comprendió Isidora que su hermano no sería nunca persona decente, y que no había bajado del sol colegio humano capaz de darle pulimento.
Conforme iba escribiendo arrojaba las cuartillas al suelo, sin leerlas y sin numerarlas. A las doce entraba su criado a traerle el almuerzo, recogía las cuartillas esparcidas y las llevaba a la imprenta. Los impresores temían a las cuartillas de Balzac. Era para ellos como una pesadilla. En pruebas, las rehacía totalmente.
Don Quijote, que vio tan malparado a Sancho, arremetió al que le había dado, con la lanza sobre mano, pero fueron tantos los que se pusieron en medio, que no fue posible vengarle; antes, viendo que llovía sobre él un nublado de piedras, y que le amenazaban mil encaradas ballestas y no menos cantidad de arcabuces, volvió las riendas a Rocinante, y a todo lo que su galope pudo, se salió de entre ellos, encomendándose de todo corazón a Dios, que de aquel peligro le librase, temiendo a cada paso no le entrase alguna bala por las espaldas y le saliese al pecho; y a cada punto recogía el aliento, por ver si le faltaba.
Si en la conversación, o en aquellas polémicas que con su familia tenía a las horas de comer, se le escapaba una palabra más alta que otra, luego sentía remordimientos de haberla pronunciado, y si no la recogía, pidiendo perdón de ella, era porque la timidez le ponía un freno.
Después de unos instantes de silencio, durante los cuales pareció que recogía sus fuerzas, siguió diciendo: No puedo decir que no tengo dudas. ¿Qué sabemos de lo que nadie conoce?... Mi espíritu está a obscuras... Pero quisiera creer... hace ya mucho tiempo... Este deseo es lo que ofrezco a Dios, si quiere contentarse con él...
Si por semejante medio el hilo había llegado, no sería difícil pasar durante la noche, tinta, papel y plumas: así se hizo, y todos los días, al amanecer, mi pobre madre recogía las cartas, en las cuales los cautivos expresaban sus dolores y sus ternezas, preguntaba, aconsejaba, consolaba, en fin, a su esposa, hablándole de su hijo, de los asuntos de la casa y de sus sufrimientos.
Yo me levantaba en la casa antes que nadie, me recogía la última, interrumpía el mejor sueño para dar de beber a las caballerías, pasaba todo el día jabonando ropas, midiendo semillas y trasladando fardos; en fin, me rendía a fuerza de trabajar, y todo sin una queja.
Para doña Inés, este mundo en que vivimos era un valle de lágrimas y un transitorio lugar de prueba, indispensable camino para otra vida mejor. La presente, pues, aunque fuese muy mala, no era nunca mala, ya que en ella, si se padecía con resignación, mientras más se padeciese, mejor y más abundante cosecha se recogía y se atesoraba de frutos que no se corrompen y de riquezas que nadie roba.
Palabra del Dia
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