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Pero durante el resto de la vida de Ester, hubo indicios de que la reclusa de la letra escarlata era objeto del amor é interés de algún habitante de otras tierras. Se recibían cartas estampadas con un escudo de armas desconocidas en la heráldica inglesa.

Dado lo que era la guerra de los cubanos contra España, aquella era, para tal guerra, una brillante operación militar; pero si realmente se le anunciaba al mundo, como se le anunció, que el Ejército cubano se había apoderado de Santa Clara, de la capital de la provincia central de la isla y que allí se había hecho fuerte contra las tropas españolas, la noticia tenía el inconveniente de su exagerada importancia; y cuando se supo después lo que había pasado realmente, la cosa pareció pequeña, precisamente en virtud de su exageración; y el resultado fue que los periódicos franceses, más tarde, cuando recibían algunas noticias por nuestro conducto ponían delante de ellas, con letra bastardilla, «Source Cubaine», para dar a entender que todo aquello era sospechoso de exageración, si no de mentira.

Parecía existir una barrera invisible e infranqueable entre la gente que paseaba a pie y aquellas cabezas que asomaban a las ventanillas, contrayéndose con una sonrisa siempre igual cuando recibían el saludo de las personas conocidas.

Se arremolinaba el aire á espaldas de las baterías con oleaje furioso. Lacour y su compañero recibían á cada tiro un golpe en el pecho, el violento contacto de una mano invisible que los empujaba hacia atrás. Tenían que acompasar su respiración al ritmo de los disparos.

Profesores de Universidad descendían a ser maestros de aldea; la gran mayoría de los preceptores rústicos recibían la cesantía y un pedazo de tierra inculta para que la arasen, dando así natural expansión a sus verdaderas facultades.

Los Gobernadores Ortiz de Rosas, y Andonaegui fueron los primeros que se ocuparon en contenerlos: pero tan menguados eran sus medios de defensa, que continuaron las invasiones en todo el siglo pasado, hasta que se adoptó el arbitrio de entenderse con los caciques, á quienes los Vireyes recibian con agasajo, y con su trage de etiqueta.

A sus espaldas, dos pequeños departamentos recibían la luz de un patio interior, teniendo como único medio de comunicación la escalera de servicio, que ascendía hasta las buhardillas. Argensola, al quedarse en el estudio durante el viaje de su compañero, había buscado la amistad de estos vecinos de piso. La más grande de las habitaciones se hallaba desocupada durante el día.

Todos los trovadores recibían como popular homenaje las carcajadas del público, pero el que parecía triunfar era un viejo desdentado y de cara maliciosa, sacristán de una anteiglesia de Vizcaya que tenía gran renombre por el atrevimiento de sus chistes.

Pero las ruinas más bellas de México no están por allí, sino por donde vivieron los mayas, que eran gente guerrera y de mucho poder, y recibían de los pueblos del mar visitas y embajadores.

La viuda y las huérfanas recibían especial favor y consuelo con aquella pública manifestación de simpatía.