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Bien se yo que hay en la realidad revelaciones especiales, ó privadas, y que Dios habla á los varones santos, y les comunica algunas cosas para su utilidad y consuelo; pero tambien que es muy dificultoso distinguir las verdaderas de las falsas, y que es muy facil que la fantasía vehemente y acalorada haga parecer verdaderas revelaciones las que solo son apariencias de la imaginacion.

serías el primero en negar la verosimilitud de esta última transformación del abacero de marras; y yo quiero que no se dude de la realidad de mis personajes, sobre todo cuando escribo historia pura. Conque ármate de paciencia, y escucha, que yo procuraré ser breve y hasta entretenido.

O de esta otra: «¡Ah, mi pobre cura, creo que he descubierto el manantial de agua fría, de que hablábamos tres meses ha! ¡La felicidad no existe, es un engaño, un mito; todo lo que queráis, menos realidad! «¡Adiós! ¡Si la muerte no nos volviese tan feos, querría morir! ¡Morir, , mi cura! ¡Habéis leído bien

En cambio, apenas habrá soltera, como no esté completamente perdida, que no se considere injuriada si le piden amor sin presuponer matrimonio de un modo explícito o implícito; y, en realidad, la falta a que entonces se induciría a la soltera sería mucho menor que la que se pretendía de la casada.

Su ilusión era ser como aquellos tíos, dirigir un carro, cargarlo, descargarlo, y se imaginaba uno tan grande, tan grande que cupieran en él todos los muebles de Palacio. En su delirio de imitación, ejercitando el espíritu y los músculos, se entretenía horas enteras en dar a su pensamiento el mayor grado de realidad posible.

Así, siendo la resolución del problema verdadera y siempre la misma, bien puede en la práctica, descendiendo a la realidad de las cosas, tener multitud de diferentes resultados.

En realidad estaba preocupado, no podía vencer sus recelos y quería cerciorarse, saber si sus sospechas eran fundadas, qué significaba aquella amistad súbita, aquella ternura que la ciega y el manco mostraban hacia el marquesito del Lago.

Era algo como la muerte, que todos sabemos que vendrá a su hora; pero la vemos tan lejos... ¡tan lejos!... Guardaba cierta calma cuando el viaje era sólo un motivo de conversación; pero ahora era una realidad, un hecho que iba a ocurrir dentro de unas horas, y no podía resignarse. Y no te veré, Fernando; ¡piénsalo bien!

Finjamos la nada universal y absoluta, pregunto: ¿de la nada puede salir algo? es evidente que : luego en el supuesto de la nada universal la realidad es absurda.

Pero ¡ca! continuó el otro , no le han cogido, no. ¡Bueno es él para dejarse atrapar! En este momento Manolo lanzó dos gritos más rabiosos aún desde el soportal de enfrente, y con la misma rabia contestaron ladrando los perros de la vecindad. No es posible describir lo que entonces acaeció en la muchedumbre de oyentes de uno y otro soportal. El tumulto que se produjo fue en realidad imponente.