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Actualizado: 9 de junio de 2025
Y obediente por necesidad, entregado por completo a sus burdos amigotes, tuvo que descender por la parte opuesta, ayudándole el Chispas, que le había precedido y le sostenía por las piernas. El señor Manolo, más ágil, saltó la tapia sin grandes esfuerzos, y un instante después se unió a ellos el Mosco. Ya estaban en la ratonera.
Le parecía imposible que dentro de aquella ratonera hubiese permanecido sereno, tendido en la maleza, contemplando el cielo. ¡De qué balazo se había librado!... El Mosco examinó la posición de las estrellas. Son las dos; antes de que amanezca estaremos en casa.
Como hallase el pan ratonado y el queso comido y no cayese el ratón que lo comía, dábase al diablo y preguntaba a los vecinos ¿qué podría ser, comer el queso y sacarlo de la ratonera y no caer ni quedar dentro el ratón y hallar caída la trampilla del gato? Acordaron los vecinos no ser el ratón el que este daño hacía, porque no fuera menos de haber caída alguna vez.
134 Yo andaba desesperao, aguardando una ocasión que los indios un malón nos dieran, y entre el estrago hacérmeles cimarrón y volverme pa mi pago. 135 Aquello no era servicio ni defender la frontera; aquello era ratonera en que sólo gana el juerte: era jugar a la suerte con una taba culera.
La viuda había empeñado y perdido para siempre un centenar de hanegadas de tierra de arroz que le producían muy buenos cuartos, para adquirir aquella ratonera brillante y frágil, a la que puso el título de Villa-Conchita, no sin protestas ni rabietas de Amparo.
Luego buscó prestada una ratonera, y con cortezas de queso que a los vecinos pedía, contino el gato estaba armado dentro del arca, lo cual era para mí singular auxilio; porque, puesto caso que yo no había menester muchas salsas para comer, todavía me holgaba con las cortezas del queso que de la ratonera sacaba, y sin esto no perdonaba el ratonar del bodigo.
El chico salió corriendo y volvió triunfante con una ratonera, donde estaba presa una lauchita... Mirela, niña, qué preciosa... ¡Uf, da asco! ¿Qué vas a hacer con eso? Mi mama la va a matar... Yo quería que V. la viera antes. ¡No, que no la mate! ¡Suéltala, suéltala, pobre lauchita!... ¡Si te reprenden, di que yo te lo he mandado, Ramón!...
Plutón avanzó unos pasos con los brazos extendidos. Demetria, cuyos ojos se habían acostumbrado ya á la oscuridad, le vió venir y retrocedió por la galería. ¡No te acerques, granuja, malvado! ¡Qué! ¿nos hacemos remolones? De nada te valdrá, princesa dijo el monstruo. Escucha, Demetria. Has caído en una ratonera.
El tiempo estaba algo revuelto, y el patrón del baroto trincó perfectamente las amarras del caran, de modo que la parte habitada de la embarcación quedó convertida en una especie de ratonera, en que si bien escaseaba luz y aire, abundaban los mosquitos y las moscas.
Se vendían en la gran ciudad los venenos consoladores profusamente, y las desesperadas, sin fuerzas para volver y sin esperanza en el porvenir, entregábanse a ellos, contrayendo horrorosas enfermedades. Las más expertas del grupo convenían en sus apreciaciones. Buenos Aires, una buena plaza de negocios para la que supiera guardar franca la salida. Una ratonera mortal para la que se quedaba dentro.
Palabra del Dia
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